Este lunes, 1 de diciembre de 2025, los mercados financieros globales experimentan un notable cambio de tendencia, con sendos desplomes en el bitcóin y el ether, así como caídas significativas en las bolsas europeas y asiáticas. Este sombrío inicio de diciembre contrasta marcadamente con el final de noviembre, que fue excepcionalmente alcista, y pone de manifiesto cómo la aversión al riesgo se ha apoderado de los inversores a nivel mundial. A pesar de que el optimismo sobre una posible bajada de tipos de interés en Estados Unidos se mantiene intacto, la cautela domina las operaciones, impulsando a los inversores hacia activos considerados más seguros.
El arranque de la jornada bursátil estuvo marcada por una generalizada aversión al riesgo que se extendió por los principales parqués. Las bolsas asiáticas, tras un noviembre de ganancias considerables, registraron descensos, mientras que el yen japonés, tradicionalmente un activo refugio, se fortalecía notablemente, alcanzando los 155,55 yenes por dólar estadounidense. Paralelamente, los rendimientos de la deuda pública japonesa (JGB) escalaron hasta su nivel más alto desde el año 2008, reflejando una creciente demanda de bonos soberanos en un entorno de incertidumbre. Este panorama se vio agravado por la caída de las criptomonedas, con el bitcóin y el ether cediendo más de un 5 %, lo que subraya el enfriamiento del apetito por el riesgo en el sector de los activos digitales.
En Europa, la situación no fue diferente. El mes de diciembre de 2025 comenzó con las bolsas europeas en números rojos, siguiendo la estela de la aversión al riesgo global. El índice paneuropeo STOXX 600 cedió un 0,4 %, situándose en los 573,88 puntos a las 08:04 GMT. Las principales plazas regionales, como Alemania y Francia, experimentaron pérdidas del 0,5 % cada una. En España, el Ibex 35 inició la primera jornada del último mes del año con un descenso del 0,30 %, aunque logró mantener la cota psicológica de los 16.300 puntos alrededor de las 09:00 horas. La caída estuvo fuertemente influenciada por las acciones industriales, con especial impacto en los valores de defensa y el fabricante de aviones Airbus, lo que sugiere una preocupación por el sector manufacturero y la cadena de suministro global.
Desplome cripto y el sentir del mercado
El mercado de las criptomonedas, conocido por su volatilidad inherente, fue uno de los más afectados por la renovada aversión al riesgo. El bitcóin, la criptomoneda de mayor capitalización, y el ether, la segunda en importancia, experimentaron caídas superiores al 5 % en la jornada. Este retroceso significativo se interpreta como una clara señal del enfriamiento del apetito por el riesgo entre los inversores. Cuando la incertidumbre económica o geopolítica aumenta, los activos considerados más especulativos, como las criptomonedas, suelen ser los primeros en sufrir ventas masivas, ya que los inversores buscan refugio en opciones más estables y tradicionales. La correlación entre el sentimiento de riesgo global y el rendimiento de las criptomonedas se ha hecho cada vez más evidente en los últimos años, consolidando su posición como barómetro del optimismo o pesimismo del mercado.
La naturaleza descentralizada y la falta de regulación estricta de las criptomonedas las hacen particularmente susceptibles a los cambios bruscos en el sentimiento del mercado. A pesar de los avances en la adopción institucional y la creciente aceptación de los ETF de bitcóin al contado en Estados Unidos a principios de este 2025, la sensibilidad a los factores macroeconómicos y a la percepción de riesgo sigue siendo una característica definitoria. Las caídas observadas el 1 de diciembre, tras un período de euforia, recuerdan a los inversores la importancia de la gestión del riesgo en este tipo de activos, que pueden ofrecer grandes rendimientos pero también conllevan pérdidas considerables en poco tiempo.
Aversión como fenómeno global
La aversión al riesgo es un concepto fundamental en las finanzas que describe la preferencia de los inversores por evitar la incertidumbre y las posibles pérdidas, incluso si ello implica renunciar a mayores ganancias potenciales. Este sentimiento se manifestó de forma global, afectando a diversas clases de activos. Según Chanana, estratega jefe de inversiones de Saxo, «no hay un único titular que impulse el tono de aversión al riesgo de hoy», sino una confluencia de factores. Entre ellos, Chanana señaló el aumento de los rendimientos de los JGB y la caída de las criptomonedas como puntos de presión clave. Este fenómeno se traduce en un «vuelo hacia la calidad», donde el capital se mueve desde activos de mayor riesgo (como acciones y criptomonedas) hacia activos considerados más seguros (como bonos gubernamentales de países estables y divisas refugio).
Los factores que pueden desencadenar la aversión al riesgo son variados y pueden incluir tensiones geopolíticas, datos económicos decepcionantes, incertidumbre sobre la política monetaria de los bancos centrales o incluso eventos inesperados. Aunque el optimismo sobre la bajada de tipos en Estados Unidos se mantuvo, la percepción de un entorno económico global más frágil o la preocupación por la inflación subyacente pueden haber contribuido a este cambio de sentimiento. La aversión al riesgo no solo afecta a los precios de los activos, sino que también puede reducir la liquidez en los mercados y aumentar la volatilidad, creando un entorno de inversión más desafiante para todos los participantes.
El Yen japonés como refugio y la deuda pública
En medio de la turbulencia, el yen japonés emergió como un claro beneficiario de la aversión al riesgo. La divisa nipona, que recientemente había estado bajo presión, se fortaleció hasta los 155,55 yenes por dólar estadounidense. El yen es tradicionalmente considerado un activo refugio debido a la gran cantidad de activos extranjeros que poseen los inversores japoneses, los cuales tienden a repatriar en tiempos de incertidumbre global, y a la posición de Japón como acreedor neto. Este fortalecimiento del yen es un indicador clásico de que los inversores están buscando seguridad frente a la volatilidad de otros mercados.
De la mano del fortalecimiento del yen, los rendimientos de la deuda pública japonesa (JGB) también experimentaron un repunte significativo, alcanzando su nivel más alto desde el año 2008. Un aumento en los rendimientos de los bonos puede indicar una mayor demanda de estos activos por parte de los inversores que buscan seguridad, o bien una expectativa de inflación futura o de cambios en la política monetaria del Banco de Japón. En este contexto, el incremento de los rendimientos de los JGB, combinado con el fortalecimiento del yen, sugiere una clara preferencia por la seguridad y una reevaluación de los riesgos en el panorama financiero global. La política monetaria ultra laxa del banco central nipón ha mantenido los rendimientos bajos durante años, por lo que este movimiento es particularmente notable.
En definitiva, diciembre arranca con un cambio de fortuna para las bolsas de Europa y Asia. Tras un noviembre que había sido muy positivo, con muchos índices alcanzando máximos anuales, la aversión al riesgo global provocó caídas generalizadas. Las criptomonedas son particularmente sensibles a la aversión al riesgo debido a varias características inherentes a su naturaleza. En primer lugar, son percibidas como activos altamente especulativos y volátiles, con precios que pueden fluctuar drásticamente en cortos periodos. Esta volatilidad las convierte en una de las primeras clases de activos que los inversores tienden a vender cuando buscan reducir su exposición al riesgo. En segundo lugar, a diferencia de las acciones de empresas establecidas o los bonos gubernamentales, las criptomonedas carecen de un respaldo tangible o de flujos de efectivo tradicionales, lo que las hace más dependientes del sentimiento del mercado y la confianza de los inversores. Finalmente, la falta de una regulación global unificada y la percepción de un mayor riesgo de seguridad o manipulación en algunos mercados de criptoactivos también contribuyen a su sensibilidad. Cuando la aversión al riesgo se apodera de los mercados, los inversores suelen preferir la liquidez y la seguridad de los activos tradicionales, lo que provoca salidas de capital del espacio cripto y, consecuentemente, caídas en sus valoraciones.