Joana Maria Portells es la joven propietaria que aparece en este impresionante Chrysler Imperial de casi cinco metros de longitud y que conducirlo, al menos en ciudad, no debe resultar nada fácil. Este modelo de 1964 lo adquirió su padre en 2011, directamente de Estados Unidos, de donde llegó en barco y metido en un contenedor.
La compra, como la mayoría de vehículos americanos, se hizo por internet, al igual que las piezas de repuesto si son necesarias, pues hay que decir que pese a los años la firma sigue proporcionando piezas de estos modelos por lo que su mantenimiento no es complicado. Es un coche espectacular, su presencia intimida en la carretera y circular en el es todo un placer.
El nombre de Imperial venía siendo utilizado por Chrysler desde 1926 para denominar a sus coches de alta gama, sin embargo la compañía decidió durante los años 1955 a 1975 que apareciera como una marca más de la compañía Chrysler Corporation. Su logotipo fue la representación del águila imperial. Estos vehículos se distinguían por el uso de estilos de carrocería distintivos introducidos cada dos o tres año y por equipar motores V8 asociados a transmisiones automáticas de serie en sus automóviles.
En los Imperial se adoptaron diferentes tecnologías exclusivas que luego irían incorporándose al resto de marcas del grupo Chrysler.