Este modelo eléctrico se puso a la venta por primera vez en el año 2013 y supuso un gran paso del fabricante germano BMW en todos los aspectos. Fue la primera vez que entró de manera clara en el fascinante mundo de los vehículos eléctricos y lo hizo por la puerta grande.
A este modelo, muy poco después le siguió el espectacular i8, un deportivo que no deja indiferente a nadie y que también tuvimos el privilegio de probar en su día.
En esta ocasión volvemos a probar el i3 no porque haya recibido ningún retoque estético, que no le hace falta en absoluto al continuar siendo un modelo futurista en su concepción. El cambio se ha producido en uno de los aspectos esenciales de este tipo de vehículos: la autonomía, que ahora llega prácticamente a los 300 kilómetros, que no está nada mal, sobre todo teniendo en cuenta que el anterior no llegaba ni a los 150 km, que era muy poco.
Como hemos dicho antes, estéticamente se caracteriza por ser un vehículo con cierto aire futurista, aunque sus formas recuerdan un poco a las del Audi A2. La parte delantera monta unos faros muy modernos, de pequeñas dimensiones, que están flanqueados por una parrilla de diseño moderno.
La parte posterior se distingue por ser también muy diferente a la del resto de vehículos del mercado, con un gran conjunto de cristal donde se encuentran las luces en sí, con colores difuminados.
El propulsor en sí sorprende agradablemente por su finura y por su respuesta al acelerador, que da unas prestaciones equiparables a las de un modelo de gasolina de 170 CV aproximadamente.
El motor permite tres tipos de conducciones: Comfort, Eco Pro y Eco Pro+, entre las cuales hay diferencias, sobre todo entre la primera y las otras dos. Cuando conducimos el vehículo en modo Comfort, si queremos acelerar con rotundidad, da la impresión de que estamos conduciendo un auténtico deportivo, ya que entrega toda la potencia de manera lineal, sin notar ningún cambio de revoluciones ni ningún ruido del motor.
Si queremos que el consumo sea menor tenemos la posibilidad de llevarlo en modo Eco Pro, donde al motor le cuesta más acelerar, pero que permite un ritmo de marcha suficiente (puede llegar a los 130 kilómetros/hora.
Si queremos que la autonomía sea aún mayor, existe la posibilidad de conducirlo en modo Eco Pro+, en la que el motor responde de forma parecida a la anterior, aunque también pone el aire acondicionado al mínimo posible y algún otro ajuste de motor para sólo llegar hasta los 80 Km/h.
Ahora continuaremos hablando del consumo, que era hasta hace poco el único hándicap que tenían los vehículos eléctricos y que va mejorando a buen ritmo. La autonomía del i3 se encuentra entre los 280 y los 300 km, aunque depende del tipo de conducción que se materialice.
Donde más consume el vehículo es en carretera a velocidad alta, ya que se producen muy pocos momentos de recarga. En cambio por ciudad, consume muy poco. Este vehículo se puede recargar mediante dos sistemas: un enchufe normal que podamos tener en el garaje o mediante una estación de carga rápida, que tarda mucho menos al ser de mucha más tensión.
El interior mantiene este espíritu futurista del modelo, con una eliminación total de la instrumentación analógica, que ha sido sustituida en su totalidad por la digital. La consola la presiden dos pantallas, la más pequeña donde se encuentra la información de la velocidad, ordenador de a bordo, situación de la carga.
La más grande está en la consola central y mediante un joystick se puede configurar prácticamente todo el vehículo con un menú muy intuitivo.