Allá por el año 1999 se puso a la venta la primera versión del ya mítico Ford Focus, modelo que vino a sustituir un vehículo que había entrado en el mercado europeo por la puerta grande, el Ford Escort. Por ello era todo un misterio lo que pasaría con el Focus. La verdad es que los inicios de este modelo en España fueron espectaculares, ya que estuvo mucho tiempo entre los superventas, lo cual dice mucho de su aceptación.
Estéticamente fue un coche que rompió moldes, tanto por el diseño de la parte delantera como de la trasera, aunque esta última, con los faros situados en los montantes traseros, fue la que decantó la balanza de los compradores por este modelo.
A partir de la segunda generación del modelo, en el año 2004, la cosa no fue de igual manera y empezó a perder fuelle. Esto fue propiciado por una serie de hechos: la competencia se puso mucho las pilas y el diseño y el equipamiento no sufrieron los cambios esperados.
Esta cuarta generación del modelo está muy bien en todos los aspectos, aunque no sé si ha perdido un poco de personalidad precisamente en la parte posterior del vehículo, cuyas tulipas se parecen a las de otros modelos del mercado, como por ejemplo a las del Fiat Tipo. El dibujo que traza la iluminación led es atractivo de noche.
La parte delantera, por su parte, es de lo más elegante, con unas luces muy modernas y con la iluminación diurna que le queda muy bien. En conjunto se parece más a la de un modelo japonés que a la un vehículo americano, siempre muy del gusto europeo.
MOTOR
La verdad es que este motor de 1.5 litros diésel de 120 CV nos ha sorprendido en positivo en todos los aspectos. La unidad que hemos probado, además, disponía del cambio automático de 8 velocidades, que se puede decir que es la guinda del pastel, ya que dispone, incluso, de las prácticas levas en el volante que hacen que se pueda disfrutar del vehículo aún más.
Las prestaciones de este modelo son muy interesantes, pues los 10,2 segundos que tarda para pasar de 0 a 100 Km/h aseguran una buena aceleración, que está unida a una velocidad máxima de 193 Km/h y a una buena recuperación y aceleración a la hora de adelantar en carretera. Sin ofrecer unas prestaciones espectaculares, sí que es un propulsor con un carácter bastante deportivo, cosa que se agradece.
El hecho de disponer de tres modos de conducción ayuda a mantener el ritmo deseado en cada momento. El modo ECO mantiene una aceleración controlada, aunque eso no es sinónimo de no poder adelantar sin problema. Con el modo Sport acelera de forma mucho más rápida, además de exprimir mucho más cada marcha. El comportamiento en carretera también es óptimo al tener unas suspensiones más bien duras, lo cual permite que en las curvas no tienda a subvirar. Sorprende asimismo el aplomo con el que se asienta sobre el asfalto, cosa que le confiere un extra de seguridad importante.
INTERIOR
El interior del modelo destaca por su mayor modernidad, sin que se trate de un vehículo futurista. La información que se ofrece al conductor en el marcador es de lo más completa y se combina perfectamente con la que ofrece la pantalla táctil central, que sobresale del conjunto. Personalmente prefiero que esté integrada totalmente, pero para gustos, los colores. Las calidades son buenas, aunque hay algunos plásticos de la consola central que son prescindibles, Pero en conjunto, tenemos que darle una buena nota