Bernardo Sureda se inició tarde en esto de los clásicos, aunque siempre le ha gustado la mecánica e incluso de joven trabajó unos años como mecánico, aunque luego decidió dar un giro a su vida. Su primer coche fue un 600 D de 1969 que aún utiliza como turismo para moverse por Algaida, donde vive; luego incorporó un Whippet y un Triumph. Precisamente del Whippet hablaremos en este reportaje de El motor en Mallorca.
Nos cuenta Bernardo que el coche, matriculado el 1-1 de 1927, debió ser fabricado en 1926 en Canadá. Desde allí llegó a Argentina, donde un terrateniente lo había adquirido y finalmente terminó en Mallorca, donde un hijo de aquel se trasladó para ejercer de dentista.
A las manos de nuestro protagonista llegó de pura casualidad, ya que un día, acompañando a Santa Maria a su buen amigo Guillermo Amengual para ver al tapicero de la localidad, les contaron que el coche se encontraba en el taller mecánico de Julio en Palma y que estaba a la venta. En principio, el coche era para Guillermo, pero este nada más verlo le dijo a su amigo Bernardo: «Este coche no es para mí», por lo que convenció a Bernardo para que se lo quedara.
Años parado
El coche llevaba varios años parado y ningún mecánico había sabido ponerlo en marcha. El motivo era la configuración del motor y del depósito de gasolina. Era una nueva versión que mantenía el motor delante, pero el depósito de gasolina ya estaba en la parte de atrás y disponía de un complejo sistema de membranas para hacer llegar el combustible desde atrás hacia adelante. Estas membranas se habían resecado demasiado y la gasolina no llegaba al motor. Fue precisamente Guillermo Amengual el que acertó con el problema. A partir de ahí todo fue sobre ruedas. Hablamos del mes de marzo de 2011.
Reconoce que no lo utiliza demasiado por falta de tiempo, aunque nos cuenta que suele hacer algunas salidas junto a un grupo de amigos que comparten la misma afición. También lo ha prestado a algunos amigos para llevar a diversas parejas de novios al altar.
En cuanto al vehículo, decir que es un modelo muy raro en nuestra Isla, tanto que es el único modelo existente, pero en el territorio nacional tampoco abundan. Según sus cuentas, hay dos en funcionamiento, en León y Tenerife, y uno que se está vendiendo por piezas en Badajoz. Algo normal si tenemos en cuenta que el vehículo estuvo pocos años en fabricación, desde 1926 a 1931, pero aunque su historia fue corta el éxito fue grande. Lo fabricaba Willys-Overland Motor Corporation, ubicada en Toledo, Ohio.