Toni Ramírez lleva muchos años metido en el mundillo de los clásicos, tiene varios coches y otros que ha ido restaurando y dejado por el camino. A este técnico de mantenimiento siempre le apasionó la mecánica, tanto que desde muy joven se puso a ello y comenzó con la restauración de motos, tiene algunos ejemplares realmente interesantes y dignos de tener en una vitrina.
Luego siguió el paso lógico y se pasó a los coches; a lo largo de estos años ha ido atesorando diversas joyas que guarda con mimo en su garaje, aunque reconoce que ya no le queda espacio para muchos más, aunque antes ha querido darse un penúltimo capricho y muy recientemente compró un MGB Roadster de 1970, un capricho que tenía entre ceja y ceja y que finalmente ha podido hacer realidad.
Comentaba en su cuartel general, donde vive y tiene sus pequeñas joyas, que buscaba un coche como este y le surgió una gran oportunidad de hacerse con él. Para ello tuvo que viajar a Alicante, donde había contactado con un ciudadano belga, residente en nuestro país, que tenía uno a la venta. Aunque asegura que en realidad no era su primera opción, pues en el viaje que programó a la Península también tenía que ver otro coche igual en Tarragona, pero una vez que llegó a Alicante y vio el estado en el que se encontraba el vehículo, no dudó en ajustar el precio y traérselo para Mallorca.
Afirma que nada más verlo tuvo claro que era una buena compra –hay que decir que Toni sabe de esto un rato largo– y por eso ya no se molestó en viajar a Tarragona para ver el otro vehículo, pues el coche estaba en muy buenas condiciones y estéticamente, casi perfecto. Realizada la compra, corrió carretera y se plantó en Dènia, donde lo embarcó rumbo a la Isla.
Fue tan rápida la operación que el vehículo estará ahora unos tres meses sin poder circular por las carreteras de la Isla, ya que tiene aún la matrícula belga y ha solicitado la histórica, por lo que todavía tendrá que esperar un poco para poder pasear en él, aunque conociendo a Toni aprovechará este tiempo para darle un pequeño repaso al motor y dejarlo en perfectas condiciones para poder disfrutar cuando pueda sacarlo a la carretera.
Le preguntamos si le queda algún capricho por coleccionar y nos comenta que el espacio que tiene no se lo permite, aunque nunca se sabe. En la actualidad tiene seis coches y algunas motos y es un trabajador incansable que dedica todo el tiempo libre que tiene a su gran pasión. Termina de trabajar al mediodía y por la tarde se mete en su garaje y se dedica a su afición, sin mirar el reloj, también sus días libres, ya que no duda en ayudar a cuantos se lo piden para restaurar otros coches, pues saben que su trabajo es perfecto.