El Reglamento de Circulación deja claro que, fuera de la ciudad y en carreteras o autovías con más de un carril, los vehículos deben circular por el carril de más a su derecha. Los carriles central e izquierdo se han de utilizar única y exclusivamente para adelantar y, una vez que el adelantamiento esté hecho, el vehículo deberá regresar al vial derecho.
Pero esta teoría no es tan sencilla de llevar a la práctica como parece. No es raro que, como ha sucedido en estos días pasados, la DGT publique algún vídeo en el que se ve cómo los conductores suelen ocupar el carril izquierdo y, en ocasiones, provocan situaciones de riesgo.
Más allá del peligro en lo que se refiere a la seguridad vial, hay que recordar que no respeta este artículo del Reglamento se considera una sanción grave, multada con hasta 200 euros. Pese a la gravedad, no conlleva la pérdida de puntos en el carné de conducir.
Las consecuencias de esta actitud incorrecta en la carretera no son solo económicas. Y es que instalarse en el carril izquierdo entorpece el flujo del tráfico e impide que los adelantamientos se realicen correctamente, por lo que se pueden producir accidentes por alcance y colisiones. Si, encima, el vehículo que quiere adelantar no respeta la distancia de seguridad o excede los límites de velocidad, la situación será doblemente peligrosa.
Además, si se circula por el carril central se puede provocar que los adelantamientos se realicen por la derecha, lo cual siempre conlleva un riesgo añadido y una multa.