El baobab es un árbol muy literario, recuerda Nívola Uyá, que publica Asali y la leyenda del baobab (Triqueta Editora). La artista firma los dibujos de este libro, que cuenta con textos de Paula Merlán. El volumen, disponible en castellano, catalán y gallego, incluye enlaces QR con material descargable y una canción compuesta y cantada por Merlán. Uyá ofrecerá este domingo, a las 12.00 horas, un taller en el Claustre deSant Domingo de Inca, dentro del festival Tinta Il·lustre, una iniciativa de Little Rata.
Asali es una niña que vive con su abuelo Anuar en la isla africana de Madagascar. Un día, el abuelo le cuenta la leyenda del baobab, una historia fascinante y misteriosa sobre estos árboles tan especiales a los que los dioses maldijeron. Pero Asali quiere averiguar qué parte de verdad hay en ese cuento y decide investigar. «Es una aventura emocionante, pero también tiene varias capas. Asali es una niña curiosa y valiente que sigue su intuición en una situación difícil. Me gusta pensar que ella puede ser un referente para las niñas, con confianza y seguridad en sí misma. La curiosidad es innata en los niños, pero al llegar a una cierta edad parece que la pierden.
Por otra parte, además de la aventura, también se muestra la gran diversidad de especies, de flora y fauna que hay allí. Es uno de los lugares del planeta con más riqueza natural, donde se siguen descubriendo especies únicas. Es un tesoro de la biodiversidad», detalla Uyá. «Los baobabs son árboles sagrados, mágicos.Están muy presentes en la cultura de los habitantes de Madagascar y las raíces son mucho más grandes que las aéreas», cuenta. De ese mundo oculto surge la magia, recogida por ejemplo por Saint-Exupéry en El Principito.
El libro es muy colorista y, como reconoce la propia autora, es muy «fantástico y maravilloso», características que lo hacen muy apetecible para esta época del año. «Con este proyecto he recuperado mi base, que últimamente se había vuelto más minimalista», apunta. «Además del proceso de documentación sobre los baobabs, el reto fue que las escenas nocturnas fueran luminosas, que tuvieran luz.