El cadáver del preso político Orlando Zapata sigue en manos de la seguridad cubana, que además ha detenido o recluye en sus casas a más de cincuenta disidentes, dijeron fuentes de la oposición, mientras que el presidente Raúl Castro culpó a Estados Unidos del hecho y negó que haya torturas.
"El cuerpo sigue preso, no se lo han entregado aún a la familia", dijo a Efe un representante de la oposición, y agregó que la seguridad del Estado ordenó que el entierro se hiciera sin dilación, ayer mismo, versión ratificada por otras fuentes.
El general Castro, en la primera reacción oficial, lamentó la muerte pero culpó a Estados Unidos y negó que haya torturas en la isla, en la que hay unos 200 presos políticos, según la disidencia.
"No existen torturados, no hubo torturados, no hubo ejecución. Eso sucede en la base (estadounidense) de Guantánamo", en el este de Cuba, afirmó el mandatario al ser consultado por periodistas brasileños en el Puerto de Mariel, que visitó con el presidente de ese país, Luiz Inácio Lula da Silva.
Un comunicado cubano con esas palabras fue enviado a la prensa extranjera acreditada en la isla, a la que no se permitió el acceso a Mariel para cubrir la visita de Lula.
Zapata Tamayo, albañil de 37 años, falleció el martes en un hospital de La Habana, tras pasar 85 días en huelga de hambre para exigir un tratamiento digno en la prisión.
Su muerte ha originado una oleada de reacciones internacionales que apuntan a la responsabilidad del gobierno cubano.
Una fuente diplomática europea dijo a Efe que el hecho causará muchos problemas internos e internacionales al gobierno por "dejar morir" a Zapata "cuando todos sabían que se estaba agravando".
Las reacciones en Europa, y particularmente en España, auguran un mal futuro a la campaña para normalizar las relaciones de Cuba con el bloque, que impulsaba el ministro español de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos.
Tanto el Gobierno del socialista José Luis Rodríguez Zapatero como los partidos de la oposición española han lamentado o condenado la muerte de Zapata Tamayo, que exigía que se le tratara como preso de conciencia, estatus que le atribuía Amnistía Internacional (AI).
La embajada de España en La Habana transmitió sus condolencias a la madre del fallecido, Reina Tamayo, quien pidió que el cuerpo de Zapata sea velado en su tierra natal de Banes, en la provincia oriental de Holguín, unos 750 kilómetros al este de La Habana.
La Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN) denunció que tras la muerte de Zapata se ha desatado una "oleada de represión política", con al menos 25 detenidos y otros tantos retenidos en forma ilegal en sus casas.
Según dijo a Efe el portavoz de la CCDHRN, Elizardo Sánchez, la mayoría de las "detenciones arbitrarias" confirmadas han tenido lugar en las provincias orientales del país, "sobre todo para evitar que los disidentes asistan a los funerales".
El opositor cubano Oswaldo Payá, Premio Sajarov del Parlamento Europeo en 2002, culpó al gobierno de haber "asesinado lentamente" a Zapata, y afirmó que la oposición continuará su lucha "sin odio".
Además, acusó a Lula de ser cómplice de las violaciones de los derechos humanos en Cuba.
Según el economista opositor Oscar Espinosa Chepe, Lula debería discutir el caso con Castro y los diplomáticos latinoamericanos en la isla tendrían que cambiar su actitud "apática" ante la "tragedia que viven los cubanos".
"Si el gobierno cubano sigue por este camino, va a provocar más muertes, porque esta muerte es provocada por su obcecación, por su crueldad, por su miedo a perder el poder absoluto", indicó a Efe Espinosa, uno de los 75 disidentes apresados en 2003 y actualmente excarcelado por motivos de salud.
Para el opositor Manuel Cuesta Morúa, del Arco Progresista, la muerte de Zapata fue una especie de "eutanasia política" o "muerte asistida en la que se refleja el desprecio por la vida humana".
En su opinión, es un "mensaje duro" del Gobierno cubano, que al parecer subestimó la gravedad del preso.
La disidente Marta Beatriz Roque dijo a Efe que el fallecimiento es "un gran reto para la oposición", pues "habrá un antes y un después" en la isla.
Raúl Castro quiere dialogar con EEUU de igual a igual
El presidente cubano, Raúl Castro, dijo ayer que su Gobierno está dispuesto a dialogar con Estados Unidos, pero en condiciones de igualdad, en una visita que hizo al puerto de Mariel con su homólogo brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva.
"Queremos discutir con el Gobierno de Estados Unidos todos los problemas que ellos quieran. Repito tres veces: todos, todos, todos. Pero sólo aceptamos si es en absoluta igualdad", dijo Castro según la agencia brasileña Estado, que acompañó a Lula en la visita.
El mandatario agregó que en un eventual diálogo los representantes del gobierno de Washington "pueden preguntar de todo, pero también queremos preguntar de todos los problemas de Estados Unidos". Castro reconoció que en la isla no existe "máxima libertad de expresión", problema que atribuyó a Washington. "Aquí no hay la máxima libertad de expresión. Eso es cierto. Pero si Estados Unidos nos dejara tranquilos podría haber esa máxima libertad", dijo.