La desconfianza sobre las necesidades de financiación de España y Portugal que ha generado la crisis griega y la amenaza de una nueva rebaja en la solvencia del país luso azotaron ayer por tercera jornada consecutiva la bolsa española y se cebaron especialmente con los bonos de deuda.
Mientras el principal selectivo bursátil, el Íbex-35, cayó a su nivel más bajo desde julio de 2009, al dejarse en la sesión un 2,27 por ciento (con lo que suma una caída del 8,16 por ciento en tres jornadas), los bonos españoles a 10 años se colocaron a la máxima distancia de los alemanes desde marzo de 1997 (justo antes de que se presentara el Plan de Estabilidad para impulsar la entrada de España en el euro).
De hecho, la deuda de los países periféricos de la Unión Europea se llevó ayer la peor parte, en claro contraste con la deuda alemana, que llegó a rebajar la rentabilidad del bono a 10 años hasta el 2,860 por ciento y la del bono a 2 años, hasta el 0,6 por ciento (por debajo de los tipos de interés en la Zona Euro).
La percepción de riesgo de invertir en España también tuvo sus efectos en los seguros que cubren frente a la posibilidad de que el país sea incapaz de afrontar el pago de su deuda, los conocidos como "Credit Default Swaps" o CDS, que marcaron un máximo histórico, en línea con lo que hicieron los griegos y portuguesas.
El mercado teme que estos países no puedan afrontar los vencimientos de bonos, letras y otros productos de deuda, que en el caso español ascienden a 71.396 millones de euros para lo que queda de 2010.
De ahí que el martes se llegara a propagar el bulo de que España pretendía pedir ayuda al Fondo Monetario Internacional (FMI), que fue desmentido desde todos los frentes: el propio organismo, Bruselas, y el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero.
"Debería hacernos reflexionar que un rumor como el de ayer sea siquiera tenido en cuenta. Que el mercado le otorgue una posibilidad de realidad demuestra la falta de credibilidad existente", explicó el director de Análisis de Banco Sabadell, Nicolás Fernández.
Este experto añadió que "el problema de los mercados es fundamentalmente político, ya que la desconfianza se ha generado por el tiempo que se ha tardado en resolver los problemas de Grecia y por la falta de credibilidad de los gobiernos, entre ellos el español, para tomar las medidas que requieren las economías".
En la misma línea se pronunció el economista jefe de Intermoney, José Carlos Díez, quien dijo que "los mensajes tienen que ser contundentes y creíbles", como la posibilidad de creación de un fondo para comprar deuda pública de países secundarios de la Zona Euro.
" Es muy preocupante la caída de hoy", según Díez, quien añadió que el devenir del mercado español "está condicionado a que Europa corrija la tensión, que viene a cuestionar la continuidad del euro".