Varios miles de personas participaron ayer en una concentración ante el hotel en el que se celebra el IX Congreso de la Federación Internacional de Profesionales del Aborto y la Contracepción (FIAPAC), contra los que lanzaron gritos como "asesinos" y "profesionales del negocio de la muerte".
Ignacio Arsuaga, presidente de Hazte Oír, una de las organizaciones convocantes del acto, aseguró a Efe que su objetivo es decir a los participantes en el congreso que "no son bienvenidos en Sevilla" y convertir a la ciudad en "capital mundial de la vida".
Arsuaga acusó a los participantes en el congreso de "enriquecerse con el negocio del aborto" y se preguntó por qué no son Organizaciones No Gubernamentales las que lo practican de forma gratuita, sino empresas que "ganan muchos millones de euros cada año" y "están detrás de la reforma de la Ley del Aborto, porque querían ganar más dinero sin ningún riesgo jurídico".
Insistió en que esa nueva ley "aboca a la mujer a abortar como única salida" y establece el "derecho a matar", por lo que quiso transmitir "a toda la sociedad española" que no van a parar "hasta que el aborto quede derogado y se restablezca el derecho a vivir de todos los seres humanos, también de los más pequeños".
Esther Peláez, portavoz de Derecho a Vivir Sevilla, mostró su satisfacción porque "la voz de los que buscan lucrarse a través de la muerte ha sido apagada y sus mensajes eclipsados por los nuestros", por lo que la sociedad -dijo- demuestra una vez más que da un paso "en defensa de la vida y de la mujer".
El presidente de la Federación Católica de Padres, Juan María del Pino, apostó por que sean los ciudadanos y no los partidos políticos los que digan a través de un plebiscito popular "si la sociedad española quiere o no el aborto", puesto que considera que "no debe ser el Parlamento el que juzgue una cosa tan grave y que va a afectar tanto al futuro".
Unas 5.000 personas según los organizadores, 2.500 según el Centro de Coordinación Operativa (Cecop) del Ayuntamiento Sevilla, ondearon banderas y sostuvieron pancartas en las que se podía leer lemas como "Defiende la vida frente al negocio de la muerte", "No existe el derecho a matar. Existe el derecho a vivir", o "Quiérelo, te alegrarás".