El papa Benedicto XVI afirmó ayer en Santiago que es una "tragedia" que en Europa exista la convicción de que Dios es el antagonista del hombre y el enemigo de su libertad, denunció que se pretende arrinconar a Dios al ámbito de lo privado y exhortó al continente a salir a su encuentro "sin miedo".
El Pontífice hizo estas manifestaciones en la homilía de la misa que celebró ante unas siete mil personas en la plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela con motivo de su peregrinación a la tumba del Apóstol Santiago, en este Año Santo Xacobeo.
En la misma línea que su antecesor Juan Pablo II, que pronunció en esta misma ciudad en 1982 un discurso de marcado carácter europeísta, Benedicto XVI se refirió al Camino de Santiago como punto de referencia de la tradición cristiana de Europa. Ratzinger hizo votos en su homilía para que la Cruz "brille siempre" en Europa, advirtió de las amenazas a la dignidad del hombre y condenó el aborto y la eutanasia.
El Papa se preguntó cuáles son ahora las necesidades, temores y esperanzas del viejo continente. También se cuestionó cuál ha sido la aportación de la Iglesia a esa Europa y dijo que se centra en una realidad "tan sencilla y decisiva como ésta: que Dios existe y que es Él quien nos ha dado la vida". "Es una tragedia que en Europa, sobre todo en el siglo XIX, se afirmase y divulgase la convicción de que Dios es el antagonista del hombre y el enemigo de su libertad", se quejó el Obispo de Roma.
El papa teólogo afirmó que Dios ha creado todas las criaturas y cuida de ellas y es "el origen de nuestro ser y cimiento y cúspide de nuestra libertad, no su oponente". En este punto se preguntó cómo el hombre, mortal, cree que se puede fundar a sí mismo y ha denunciado que la sociedad moderna intenta arrinconar a Dios a la esfera privada. "¿Cómo es posible que se haya hecho silencio público sobre la realidad primera y esencial de la vida humana? ¿Cómo lo más determinante de ella puede ser recluido en la mera intimidad o remitido a la penumbra? Los hombres no podemos vivir a oscuras, sin ver la luz del sol. Y, entonces, ¿cómo es posible que se le niegue a Dios el derecho de proponer esa luz que disipa toda tiniebla?, planteó el Papa.
Y la respuesta que dio es que "es necesario que Dios vuelva a resonar gozosamente bajo los cielos de Europa", que no sea pronunciado en vano, que no se pervierta haciéndolo servir a fines que le son impropios. "Europa ha de abrirse a Dios, salir a su encuentro sin miedo, trabajar con su gracia por aquella dignidad del hombre que habían descubierto las mejores tradiciones: además de la bíblica, fundamental en este orden, también las de época clásica, medieval y moderna, de las que nacieron las grandes creaciones filosóficas y literarias, culturales y sociales de Europa", afirmó.
La misa en la plaza del Obradoiro puso el broche final a la primera visita del Papa Ratzinger a Santiago. Unas siete mil personas asistieron al acto en la monumental plaza del Obradoiro, en un gran escenario blanco dispuesto a los pies de la catedral de Santiago de Compostela, mientras que otros miles la siguieron en las diferentes pantallas gigantes instaladas en varias plazas de la ciudad.
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