Portugal aprobó ayer los presupuestos más duros de las últimas décadas, gracias a la abstención de la oposición, y confía ahora en que los mercados reducirán la presión sobre su deuda y podrá seguir financiándose sin ayuda europea.
Pero el primer ministro portugués, José Sócrates, afirmó que, además de los drásticos ajustes ya puestos en marcha para bajar a la mitad, entre 2010 y 2011, el déficit fiscal luso, hace falta una "estrategia" europea que dé estabilidad a la zona euro, evite la especulación y defienda la moneda comunitaria.
En declaraciones a periodistas extranjeros, el lídere socialista luso se mostró convencido de que con estos presupuestos Portugal se colocará entre las naciones europeas con menor déficit fiscal, un 4,6 por ciento al finalizar 2011, frente al 9,3 por ciento que registró en 2009.
Ante las especulaciones que colocan a Portugal en la misma ruta del rescate europeo que ya han recorrido Irlanda y Grecia, Sócrates aseguró que Lisboa "tiene todas las condiciones para financiarse en el mercado, como siempre se financió".
El Parlamento portugués aprobó, en segunda y definitiva votación y gracias a la abstención de la oposición conservadora, los presupuestos que contienen el drástico programa anticrisis para equilibrar las finanzas públicas.
El Partido Socialista (PS), en minoría parlamentaria, fue el único que votó a favor de los presupuestos, rechazados por las fuerzas de la izquierda marxista y los demócrata cristianos y aprobados con la abstención del Partido Social Demócrata (PSD, centro-derecha), que previamente negoció algunas de sus medidas.
El Gobierno luso, que ya ha aplicado este año dos planes sucesivos de recorte del gasto público, reducirá en 2011 los salarios de los funcionarios en un 5 por ciento, subirá el IVA del 21 al 23 por ciento, congelará las pensiones, aumentará la carga impositiva de las empresas y los ciudadanos y recortará todos los subsidios sociales.
También se producirá un frenazo general a las inversiones y gastos del sector público, que emplea casi a una cuarta parte de los más de cuatro millones de trabajadores lusos en activo.
El PSD, principal partido de la oposición y ahora favorito de las encuestas para hacerse con el poder, criticó el proyecto presupuestario, pero cumplió su promesa de no bloquearlo para evitar más problemas en los mercados, tras lograr una reducción de las cargas impositivas y un aumento del ahorro público.
El primer ministro expresó su "esperanza y buena expectativa" de que la aprobación del presupuesto, "con las medidas difíciles" que incluye, contribuya a reforzar la confianza en la economía portuguesa.
El líder luso, recordó que "desde el punto de vista objetivo, Portugal no tuvo ni tiene una burbuja inmobiliaria, no tiene ningún problema en sus bancos y tiene un problema presupuestario que está resolviendo".