Madrid dio ayer el pistoletazo de salida a su tercera carrera olímpica consecutiva, después de que el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, el PP y el PSOE escenificaran la unidad de la candidatura, a la que no se sumó toda la oposición por las dudas de Izquierda Unida y el rechazo ya anunciado de UPyD.
A las 12 horas, Ruiz-Gallardón comparecía en el Palacio de Cibeles junto a los portavoces popular y socialista en el Ayuntamiento, Manuel Cobo y Jaime Lissavetzky, para presentar oficialmente la propuesta de candidatura, que PP y PSOE presentarán en el pleno del Consistorio el próximo día 20. Una candidatura que se definirá por su austeridad, como remarcarón los tres, puesto que costará la mitad de lo que se invirtió en la de 2016 y se buscará la máxima financiación privada para que tenga el menor impacto posible en las arcas públicas.
Ruiz-Gallardón prometió que, en aras de la austeridad, no habrá inversiones en obras e infraestructuras hasta que el COI dicte su veredicto, que se conocerá el 7 de septiembre de 2013 en Buenos Aires.
Con todo, la tarea está "muy avanzada", con el 80 por ciento de las infraestructuras ya realizadas o en marcha después de los dos proyectos de 2012 y 2016, y en esta ocasión Madrid no se dedicará tanto a "vender" la candidatura a los ciudadanos, sino que se centrará en convencer a los miembros del COI.
"Lo fácil hubiese sido decir que no, eludir la responsabilidad", dijo el alcalde, pero esta vez existen "fundadas razones" para pensar que el COI se decantará por Madrid, y más después de que la ciudad coreana de PyeongChang haya sido elegida para organizar los Juegos Olímpicos de Invierno de 2018, lo que abre la puerta a que una ciudad europea albergue los Juegos de 2020.
Tanto Ruiz-Gallardón como Lissavetzky y Cobo coincidieron en que la crisis marcará la candidatura por la exigencia de austeridad, aunque también tendrá muchas repercusiones económicas positivas: mejorará la imagen de Madrid y España, atraerá turistas y creará puestos de trabajo.