La próxima semana se empezará a hacer efectivo el histórico canje de prisioneros acordado el martes entre Israel y el movimiento islamista Hamás, que pondrá en libertad a más de un millar de presos palestinos y devolverá a casa al soldado israelí Guilad Shalit, cautivo desde junio de 2006.
El Servicio Israelí de Prisiones (SIP) anunció ayer que en la mañana del domingo publicará la lista de los 450 palestinos que dejará marchar en una primera fase.
Entonces se abrirá un periodo de 48 horas, establecido por ley, durante el que ciudadanos israelíes podrán presentar ante el Tribunal Supremo alegaciones contra la concesión de los indultos, que deberán ser firmados uno a uno por el presidente israelí, Simón Peres.
El SIP mantendrá durante ese plazo abierta una línea al público para que pueda hacer las preguntas que considere necesarias.
Se espera que decenas de familiares de fallecidos en atentados terroristas en las últimas décadas apelen al Supremo para tratar de evitar la excarcelación de quienes mataron a sus seres queridos.
El Supremo se ha negado en el pasado a atender estas peticiones, que ponen de manifiesto la contradicción en el seno de la población israelí frente a estos acuerdos, que muchos consideran necesarios, pero muy peligrosos para la seguridad de la ciudadanía.
Decenas de personas se manifestaron el martes, frente a la residencia del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, en Jerusalén para mostrar su oposición al pacto, por el que el soldado israelí Guilad Shalit quedará en libertad tras más de cinco años de cautiverio a cambio de la liberación de 1.027 presos palestinos, de los cuales 280 cumplen condenas a cadena perpetua por asesinato.
Frente a ellos, otro numeroso grupo mostraba su satisfacción por el pacto y arropaba y felicitaba a la familia de Shalit, instalada desde hace dos años en una carpa de protesta adyacente a la residencia gubernamental.
Los padres del joven militar, Noam y Aviva Shalit, abandonaron ayer emocionados la carpa de protesta que ocupaban desde hace dos años junto a la vivienda del primer ministro en Jerusalén y regresaron a su casa en la localidad de Mizpé Hilá, el tranquilo poblado de la Galilea en el que reside la familia, para esperar la ansiada llegada de su hijo.
Según los primeros datos, 203 presos palestinos no regresarán a sus casas en Cisjordania o Jerusalén Este, al ser considerados muy peligrosos y contemplarse el riesgo de que puedan acceder fácilmente al territorio controlado por Israel y atentar contra objetivos civiles o militares.
De esos dos centenares, algunos serán desterrados a la franja de Gaza, pese a ser originarios y tener a sus familias en Cisjordania, y otros serán deportados al extranjero.
Ilana Stein, portavoz del Ministerio israelí de Exteriores, confirmó a Efe que varios de los indultados serán enviados a terceros países, aunque declinó concretar a cuáles porque "por el momento no se pueden dar detalles sobre la liberación".
Aunque no se ha dado ninguna información oficial sobre los protagonistas del canje en el lado palestino, fuentes de la Inteligencia israelí han asegurado que este no incluirá a los dos presos palestinos más importantes.