La primera ministra de Tailandia, Yingluck Shinawatra, criticada por la gestión del desastre causado por la inundación de la meseta central del país, avisó ayer de que es inevitable que partes de Bangkok queden sumergidas bajo el agua.
Durante semanas miles de soldados apoyados por voluntarios han trabajado sin pausa en los suburbios del norte y noreste de la urbe para reforzar los diques de protección contra el creciente flujo de agua que desciende cada vez con mayor rapidez desde las 28 provincias que han quedado sumergidas.
"El agua de las inundaciones viene por todas direcciones y no podemos controlarla dado que el caudal es enorme", dijo la jefa del Gobierno en conferencia de prensa.
Tailandia sufre las peores inundaciones del último medio siglo a raíz de que hace justo ahora tres meses se desbordaran los primeros ríos y pantanos con la llegada de las copiosas lluvias del monzón.
A continuación, las provincias del norte y de la meseta se fueron inundando una tras otra mientras las autoridades locales intentaban paliar la situación con medidas improvisadas y escasos recursos.
Al menos 320 personas han muerto, más del 10 por ciento del total de la superficie dedicada a la agricultura ha quedado arruinada y más de un millar de fábricas han cerrado a medida que las aguas han seguido su curso natural en dirección al sur: hacía Bangkok.