El primer ministro británico, David Cameron, ha culpado a la crisis del euro del empeoramiento de la economía británica y ha exhortado al Eurogrupo a acordar de forma definitiva un paquete de rescate. "La economía británica esta yendo a peor conforme la crisis del euro no se resuelve", ha afirmado Cameron. Esta crisis está causando un "efecto escalofriante" en la economía de Reino Unido y "cada día que (la crisis de la eurozona) permanece sin resolver es un día malo para nuestras perspectivas económicas", ha añadido. Asimismo, el 'premier' británico ha insistido en que "el mundo no puede esperar a que el Eurogrupo haga frente a las continuas preguntas y cambios" en la eurozona.
Fuentes del Gobierno británico han señalado que la "presión" ahora está del lado de Alemania, quien, han dicho, debe contribuir a ayudar al euro. "El mundo ha mostrado que está listo para actuar, pero no pretendo que todos los problemas de la zona euro sean atajados", ha explicado Cameron. Como consecuencia, ha argüido, la comunidad internacional tendrá que lidiar con "retos profundos y sin precedentes", entre los cuales, se encuentra el estancamiento de Reino Unido que podría conllevar una vuelta a la recesión económica. "No estoy haciendo vaticinios económicos (...) pero claramente, (la crisis de la deuda europea) está afectando a la economía británica", ha apostillado, según ha informado el diario británico 'The Daily Telegraph'.
Los últimos datos sobre el estado de la economía británica muestran que esta apenas ha crecido durante el tercer trimestre de 2011. Expertos esgrimen que un empeoramiento de la coyuntura en Europa y, con especial importancia, en Italia, podría suponer la reducción de la economía de Reino Unido en "varios puntos porcentuales". A colación de estas interpretaciones, el primer ministro británico ha subrayado que una salida de Grecia de la zona euro podría conllevar "efectos negativos que se sentirían en toda Europa, Reino Unido inclusive".
El pasado mes de octubre el Parlamento británico rechazó celebrar una moción para la celebración de un referéndum popular sobre la pertenencia de Reino Unido a la UE, cuya iniciativa partió del mismo Partido Conservador, liderado por Cameron. Su rechazo consiguió suavizar las tensiones internas y el creciente debate sobre el papel británico en la Unión, pero no las críticas por parte de la oposición, sobre todo por parte del líder laborista, Ed Miliband, que ha reprochado a Cameron su pasividad frente a los efectos de la crisis europea en Reino Unido.