El candidato del PP a la Presidencia del Gobierno, Mariano Rajoy, reivindicó ayer "la época de los buenos gobernantes" elegidos por los ciudadanos en las urnas frente al peso de los mercados y de los tecnócratas, pues es "lo que necesitan España y Europa" para salir de la crisis.
Con un ojo puesto en la evolución de los acontecimientos en Grecia y en Italia, el líder del PP protagonizó en la plaza de toros de Zaragoza, ante 11.000 personas según la organización, el mitin más multitudinario hasta la fecha de una campaña cuyos escenarios transcurren de polideportivo en polideportivo.
De los 2.000 o 3.000 asistentes que por regla general acuden a los actos del presidente de los populares, ayer en Zaragoza se dio un salto cuantitativo, y aunque las cifras siempre bailan según quien las cuente, el caso es que en el coso taurino de la capital aragonesa se congregaron varios miles de ciudadanos, casi hasta llenar la plaza.
Resulta difícil que Rajoy se aparte de su guión o que cuele entre sus mensajes alguna noticia de actualidad, pero ayer lo hizo, y de nuevo mirando a Europa y a las crisis de Grecia y de Italia.
En el primer país un economista independiente como Lukas Papadimos presidirá un Gobierno de unidad, en tanto que en el segundo las miradas apuntan al también economista Mario Monti, siempre y cuando el todavía primer ministro, Silvio Berlusconi, se avenga a ello. En ninguno de los casos habrá elecciones.
Contra esa tendencia se manifestó Rajoy. Tras decir que se está viviendo en Europa "un debate interesante" y que "hay quien dice que los mercados han ganado a la política o que los mercados están por encima de la soberanía nacional", proclamó que frente "a la época de los tecnócratas", lo que llega ahora es "la época de los buenos gobernantes elegidos por los ciudadanos".
El candidato, una vez más, y así ha sido en cada uno de sus actos, evitó referirse al PSOE por sus siglas o citar los nombres de Alfredo Pérez Rubalcaba o José Luis Rodríguez Zapatero, a los que llama con el genérico "nuestros adversarios".
Aunque afirmó que no deseaba "ni hablar bien ni mal" de ellos, destacó en clara alusión a los socialistas que se han convertido en "los peores enemigos de las políticas sociales" por no "haber sabido gestionar la economía" y provocar una tasa de paro superior al 20 por ciento, así que por esta razón, en su opinión, "se merecen pasar a la oposición".
También criticó sus llamamientos a la "pelea", porque, como subrayó, "lo que no necesita España en estos momentos son divisiones", sino "unidad, concordia y diálogo", que es lo que él cultivará si gana las elecciones.
Su Gobierno de "gente competente" -nada que ver con "el escaparate de figurines" del equipo de Zapatero, según sus palabras- sabrá "dar la talla" porque hablará con todo el mundo, "piense lo que piense", pero pidió a los demás partidos, a los agentes sociales y económicos, e incluso a los medios de comunicación, que compartan esa responsabilidad.
Porque, según sentenció, "es igual lo que piense la gente con tal de que piense que en este país es necesario un Gobierno apropiado que nos mantenga en el euro, cree empleo y conserve las políticas sociales".
El presidente del PP se permitió licencias humorísticas que durante la campaña no son habituales en él. Por ejemplo, tras asegurar el presidente del PAR, José Ángel Biel, con el que los populares van en coalición en Aragón, que ha hecho una porra electoral con Luisa Fernanda Rudi sobre el número de escaños que conseguirá Rajoy, unos 190, el líder del PP zanjó la cuestión así: "En porras no entro, me conformo con que no me den con ella en la cabeza".