El origen de la manifestación no tenía nada que ver con la actualidad helena. Como cada año, más de 30.000 griegos se lanzaron a las calles para conmemorar el levantamiento estudiantil de 1973. No obstante, en medio de la marcha, los ciudadanos se acordaron de la Unión Europea (UE), del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del resto de las instituciones del 'viejo continente': "UE y FMI fuera", gritaban al ritmo de los tambores. Era la primera prueba en la calle para Lukas Papademos, nuevo 'premier', cuyo equipo de tecnócratas inició ayer las negociaciones con la banca, para comprobar cómo se llevará a cabo la condonación de la mitad de su deuda en manos privadas.
Como cada 17 de noviembre, el pueblo griego conmemoraba este jueves el levantamiento estudiantil de 1973 contra la dictadura militar que gobernó el país entre 1967 y 1974. Sin embargo, la manifestación también se convirtió en una protesta contra las medidas de ajuste que el Ejecutivo tiene que llevar a cabo si quiere recibir los 8.000 millones de euros del sexto tramo de ayudas del primer rescate, una cantidad que necesita para evitar la quiebra.
Las más de 30.000 personas que recorrían las calles de Atenas se acordaron de las instituciones europeas, en particular, del FMI y la UE. "¡Fuera!", gritaban al ritmo de los tambores. En medio de la manifestación del descontento popular, la Policía tuvo que emplear gases lacrimógenos contra algunos grupos de jóvenes vestidos de negro.
Advertencia sindical
Los sindicatos griegos ya habían advertido de que el pueblo protestaría contra su nuevo dirigente, que no tiene experiencia en política y a quien se reclama que dé marcha atrás a los ajustes que han puesto al país "en una espiral de muerte". "Han reducido mi pensión dos veces. Este señor Papademos es peor que el anterior líder, es un banquero. Si se atreve a adoptar más medidas de austeridad, le echaremos", afirmó un jubilado.
A pesar de todo, los sondeos apuntan que tres de cada cuatro griegos apoyan al sucesor de Georges Papandreu. Sin embargo, se enfrenta a la ardua tarea de mantener unida su coalición, integrada por el PASOK (socialistas), Nueva Democracia (conservadores) y LAOS (derecha nacionalista), ante las reformas necesarias para conseguir el segundo rescate financiero.