El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se estrenó ayer en la sesión de control del Congreso con un debate en el que pidió al nuevo líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, que no le dé lecciones dado su pasado en el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero.
Tras un debate de unas cinco horas sobre el Consejo Europeo, Rajoy respondió a las tres preguntas que le corresponden como presidente, entre ellas una al diputado de IU José Luis Centella sobre la reforma laboral que prepara el Gobierno y que, según le dijo a Centella -no exento de ironía-, le va a gustar a su grupo.
Con Rubalcaba, Rajoy protagonizó un cruce de reproches en el que el líder socialista le acusó de mentir en campaña por no decir que iba a subir los impuestos y el presidente le replicó que también mintieron los socialistas cuando, aún en el Gobierno, aseguraban que se iban a cumplir los objetivos de déficit.
El presidente criticó que el Gobierno de Zapatero, al que Rubalcaba pertenecía, haya dicho hasta el final que se iban a cumplir dichos objetivos y el hecho de que no sea cierto supone el "más importante de los problemas de confianza" que afronta España.
Además, Rajoy ironizó sobre el discurso "de gran altura" del líder de la oposición, quien, bromeó, "dará mucha confianza" a los españoles, para recordar después a Rubalcaba que ahora, "por fortuna", tiene menores responsabilidades que cuando estaba en el Gobierno y "nos dejó las cosas como están". Y "lecciones, las imprescindibles", le espetó el presidente al líder de la oposición.
Previamente, el nuevo secretario general del PSOE reprochó a Rajoy que en su carrera a La Moncloa asegurase que iba a bajar los impuestos cuando "sabía perfectamente" que pensaba hacer todo lo contrario.
"Es muy buena cosa para garantizar la confianza empezar por lo contrario de lo que se dice en campaña", ironizó Rubalcaba, quien también bromeó sobre el "lío" en el que un día reconoció estar el propio Rajoy. Un lío que, para el líder de la oposición, se plasma en los ministros que se contradicen o el propio presidente augurando una huelga, lo que tampoco da la deseada confianza. "Tenga cuidado con los micrófonos no vaya a ser que piensen los ciudadanos que sólo es sincero cuando no le escuchan", le dijo el líder socialista al jefe del Ejecutivo.
Tras el largo debate sobre el Consejo Europeo, el "cara a cara" de la sesión de control fue muy breve y empezó de forma escueta, con Rubalcaba preguntando a Rajoy si tiene un programa de gobierno a la altura de las necesidades del país y el presidente contestándole que sí, que lo tiene.
Antes, Rajoy respondió a una pregunta de José Luis Centella, del grupo de la Izquierda Plural (IU-ICV-CHA), al que aseguró que la reforma laboral que prepara el Ejecutivo para este viernes es la que España "necesita en estos momentos".
Ante los reproches de Centella, quien dijo que lo que requiere el país no es una reforma laboral sino un cambio en el modelo productivo, Rajoy le contestó con ironía que le va a gustar y que espera su apoyo. Centella, no obstante, advirtió al presidente de que no podrá evitar que la gente "responda en la calle" para reclamar sus derechos laborales.
El presidente reiteró los objetivos principales que busca la reforma laboral: estabilidad en el empleo, flexibilidad interna y "sobre todo", facilitar sistemas de contratación alternativos a la destrucción de empleo.
"Algunos no quieren la reforma laboral", subrayó Rajoy, quien señaló que pese a ello "tiene que haberla" porque más de la mitad de los jóvenes no puede trabajar y con la ley actual es muy difícil que lo hagan, sobre todo en tiempos de crisis.