El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, ha rechazado suavizar el objetivo de déficit para España este año (que obliga a una reducción desde el 8 por cierto al 4,4 por cierto del PIB) por considerar que ello provocaría una reacción negativa en el mercado y dispararía de nuevo la prima de riesgo.
"Dar marcha atrás en los objetivos fiscales provocaría una reacción inmediata por parte del mercado. Los diferenciales de la deuda y el coste del crédito subirían. Ya hemos vivido todo esto", aseguraba ayer Draghi en una entrevista al diario 'The Wall Street Journal' al ser preguntado por si las metas de déficit de Portugal y España podrían flexibilizarse a cambio de que los dos países hagan grandes reformas estructurales, como la laboral.
"Una cosa no quita la otra. La consolidación fiscal es inevitable en el actual contexto y compra el tiempo que se necesita para las reformas estructurales", añade el presidente del BCE.
Draghi insiste en que el nivel de deuda en Europa es "excesivo" y por ello no hay alternativa a la consolidación fiscal. "No debemos negar que esto es contractivo a corto plazo. En el futuro, funcionará el denominado canal de confianza, que reactivará el crecimiento; pero no es algo que ocurra de forma inmediata", explica el presidente del BCE.
"Por ello, las reformas estructurales son tan importantes, porque la contracción a corto plazo irá seguida de crecimiento sostenible a largo plazo sólo si estas reformas se han realizado", apunta Draghi. A su juicio, las reformas más importantes que Europa necesita son las que afectan a los mercados de productos y servicios y especialmente las reformas laborales para hacer el mercado de trabajo "más flexible" y "más justo" para los jóvenes.
El presidente del BCE cree que un plan de ajuste inteligente debe basarse en impuestos bajos y en una reducción del gasto público, que debe concentrarse en infraestructuras e inversión. En su opinión, lo que hay que evitar es aumentar los impuestos y recortar la inversión en lugar del gasto corriente. "Esto es lo fácil en cierto sentido, pero no es un buen camino. Deprime el crecimiento potencial", alerta.
Al ser preguntado por los problemas de crédito en Italia y España, Draghi admite que antes de la operación de liquidez a tres años que el BCE lanzó en diciembre "el crédito se estaba restringiendo en toda la eurozona con diferentes grados de intensidad, más dramáticamente en las regiones del sur". "Hemos evitado una contracción del crédito todavía peor", añade.
Tras la inyección de liquidez, prosigue Draghi, el mercado interbancario se ha reabierto y en los últimos meses ha habido nuevas emisiones de deuda por valor de 40.000 millones de euros, cifra equivalente a la que se dio en los seis meses previos. También se han producido nuevas emisiones de bonos cubiertos por valor de 30.000 millones.