El asesino confeso de Toulouse murió ayer de un disparo en la cabeza durante el asalto policial a la vivienda donde se atrincheró durante más de 32 horas, en las que el joven islamista radical asumió sus siete crímenes y solo lamentó no haber tenido tiempo de causar más víctimas.
El presunto terrorista, Mohamed Merah, francés de 23 años de origen argelino, dijo haber actuado en solitario, pero en nombre de Al Qaeda, al asesinar desde el pasado 11 de marzo a tres militares, tres niños judíos y al padre de dos de ellos en Toulouse y la vecina Montauban.
Desde la última de matanza, el pasado lunes en un colegio judío de Toulouse, el cerco se estrechó en torno a Merah, que acumulaba más de quince condenas por delitos comunes y del que se conocían sus contactos con círculos salafistas y estancias en Afganistán y Pakistán. En sus tres acciones usó una moto y una cámara colgada al cuello con la que grabó imágenes que muestran que actuó con ánimo de venganza por la muerte de niños palestinos, la intervención francesa en Afganistán y la normativa sobre el uso del velo islámico. "Tú matas a mis hermanos, yo te mato a ti", le dijo antes de disparar a su primera víctima, un soldado del regimiento de paracaidistas que iba vestido de civil y con el que había quedado con la falsa intención de comprarle su motocicleta.
La pista de una dirección IP, el número desde el que se conoce el acceso a internet de un determinado equipo, así como su visita a un concesionario en el que preguntó cómo desconectar el mecanismo que permite localizar a los vehículos fueron dos piezas claves de la investigación.
Desde su último crimen en la escuela judía en Toulouse, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, elevó la alerta antiterrorista en la región al máximo nivel, una medida tomada por primera vez en el país, al tiempo que se suspendía temporalmente la campaña para los comicios presidenciales de los próximos meses de abril y mayo.
Una vez localizado el sospechoso, el cerco se estrechó en la madrugada del miércoles, con una primera tentativa de asalto del cuerpo de elite de la policía que se saldó con dos agentes levemente heridos. Se entró entonces en una fase de negociación con el presunto homicida, en la que este pasó de anunciar en sendas ocasiones su voluntad de entregarse a afirmar su deseo de "morir con las armas en las manos". "Si muero yo, peor para mí, pero voy al paraíso. Si sois vosotros, peor para vosotros", advirtió a los negociadores, que, tras una larga noche en la que se cortó el alumbrado eléctrico de la zona y el abastecimiento de gas y se evacuó el edificio y otros circundantes, emprendieron una estrategia de desgaste mental con detonaciones regulares.
El asalto final, con toda Francia y buena parte del mundo pendiente del desenlace, se produjo a las 09:30 GMT de la mañana de ayer, coordinado por el ministro del Interior, Claude Guéant, quien indicó que se actuó en "legítima defensa" al abatir al joven de un tiro en la cabeza cuando saltó por el balcón disparando. "Salió brutalmente del cuarto de baño armado, disparó contra los agentes y avanzó saltando por el balcón", relató el fiscal jefe de París, François Molins.
El portavoz de la policía de Toulouse, Didier Durand, subrayó: "Nunca habíamos visto nada igual. Disparó a todas partes (...) como en una película, como en un videojuego".
La Fiscalía analiza ahora las conversaciones mantenidas con los negociadores y la grabación de su cámara, interroga a los detenidos, entre quienes se encuentra su hermano Abdelkader, y busca a eventuales cómplices que pudieran haberle convencido para que cometiera esos actos o le hubieran facilitado los medios para ejecutarlos.