El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, defendió ayer ante el pleno del Senado la necesidad de tomar medidas no incluidas en el programa electoral con el que ganó las elecciones al "engaño" del anterior Ejecutivo sobre el déficit público.
Rajoy justificó así las reformas y ajustes que está realizando y aseguró que la austeridad no es lo contrario de crecimiento, sino de "despilfarro".
Con estas palabras defendió ante el pleno del Senado la necesidad de tomar medidas no incluidas en el programa electoral, una política que el PSOE criticó con dureza porque, dijo su portavoz, Marcelino Iglesias, "un gobernante democrático" está obligado a cumplir los compromisos que adquiere ante los votantes.
"¿Es posible que encontremos 10.000 millones para un banco y no tengamos para la salud y la educación de los ciudadanos", le pregunto Iglesias en referencia a la crisis de Bankia y la posibilidad de que el Gobierno inyecte dinero público en la entidad.
Rajoy explicó que se ve obligado a "hacer cosas que no se hicieron", calificó de "parches" la reforma financiera emprendida por los socialistas y recordó que "hasta ahora el único dinero público que se ha dado (a la banca) es el del Gobierno del PSOE".
Si está tomando medidas no anunciadas en la campaña electoral, añadió, es también para "rectificar cosas que se hicieron mal", como la reforma laboral, y para rebajar un déficit público que alcanzó "límites insospechados"; "no me quejo de la herencia, de lo que me quejo es del engaño", manifestó.
Dejó claro que va a cumplir el compromiso adquirido por el anterior Gobierno con Bruselas para cerrar 2013 con un déficit del 3 por ciento del PIB, y que continuará "en la línea reformista" de los últimos meses.
"Creo notar el apoyo y el calor de la mayoría de los ciudadanos", subrayó en el día en el que el Centro de Investigaciones Sociológicas reveló que el PP mantiene una distancia de once puntos respecto al PSOE, aunque pierde cuatro respecto al 20N.
Rajoy aseguró que si el déficit se hubiera atenido al 6 por ciento comprometido no habría tenido que subir el IRPF ni abordar ajustes en sanidad y educación y garantizó que hará todo lo necesario para que España vuelva a crear empleo; "y para dejarles en su día una herencia como la que les dejamos en 2004", advirtió a los socialistas.
Iglesias, sin embargo, le recordó que consiguió la mayoría absoluta con un programa que no cumple y le reprochó que se ampare en su desconocimiento de la desviación del déficit público, cuando se produjo "fundamentalmente" en las comunidades autónomas, la mayoría gobernadas a finales de 2011 por el PP.