Madrid se convirtió ayer en la primera autonomía que estrena libertad de horarios comerciales con los grandes comercios abiertos, aunque con poco público, y con las tiendas cerradas como cualquier otro domingo.
Cualquier comercio que lo deseara ha podido abrir al público las 24 horas del día, sin restricciones, en virtud de la Ley de Dinamización de la Actividad Comercial en la Comunidad de Madrid, aprobada en la Asamblea el 7 de junio, con los votos a favor del PP y el rechazo de los grupos de la oposición (PSOE, IU-LV y UPyD).
Los grandes centros comerciales, como el de La Vaguada (Madrid), abrieron sus puertas pero la mayoría más "por obligación" que por conveniencia, ya que el público, como se preveía, fue escaso en la jornada de domingo estival, explicaron a EFE la mayoría de los comerciantes consultados.
"En toda la mañana no se han hecho apenas ventas, y a nosotros nos cuesta dinero mantener la tienda abierta los 365 días del año, que se dice pronto", lamentó a EFE Ángela, dependienta en una de las zapaterías del centro comercial.
Coincidían con ella las vendedoras de otros comercios dedicados a decoración, complementos y ropa, respectivamente, y añadió María que las estimaciones de los comerciantes es que si se abre en domingo "se dispersarán" las ventas, de manera que se comprará "lo mismo" pero en lugar de en seis días, en siete.
En cambio, los compradores acogieron con "alegría" la apertura de las tiendas en domingo, que permitieron por ejemplo a Maya y a Paco hacer la compra familiar pero con más "calma" en el mismo hipermercado al que van los sábados.
Claudia, de 32 años, paseaba por La Vaguada cargada con cinco bolsas y aseguraba a EFE que a partir de ahora iba a poder comprar "mucho más" porque entre semana no encuentra "ni un solo momento" para ir a las rebajas, lo mismo que le sucede a Luci, quien se alegra por un lado pero por otro siente "pena" por las dependientas.
Quienes sí tuvieron más clientes fueron los restaurantes de los centros comerciales, que confían en que las cifras mejoren aún más en septiembre. "Incluso haciendo buen tiempo ha venido a comer más gente que cualquier otro domingo, y esto, por mucho que se quejen, va a ser muy bueno", explicó Ramón, propietario de una cervecería.
El aspecto de las calles del Barrio del Pilar, donde se ubica el conocido centro comercial madrileño, era similar al de cualquier otro domingo porque las tiendas pequeñas mantuvieron la persiana bajada y solo se veían abiertos los ultramarinos, como en cualquier otro domingo, igual que sucedió en otros barrios madrileños.