Las fuerzas del régimen sirio iniciaron ayer una amplia ofensiva militar para recuperar Alepo, en una lucha por el control de la capital económica del país que los rebeldes han bautizado como "la madre de las batallas". La oposición cifra en un centenar los muertos ayer en el país.
Tras desplazar en los últimos días refuerzos militares a esta ciudad, el régimen de Bachar al Asad lanzó ayer un ataque terrestre y aéreo contra los barrios en manos de la insurgencia, que se ha saldado con más de una treintena de víctimas mortales.
Para el secretario del Ejército Libre Sirio (ELS), el capitán Emar al Guawi, el régimen se mantiene principalmente en Damasco y Alepo, por lo que el control de la segunda por los rebeldes supondría "una victoria total".
"Alepo es considerada la mitad de Siria por su importancia económica, financiera y de población. Su caída implica la caída de la mitad del régimen", explicó a Efe por teléfono desde Alepo el responsable rebelde.
Los insurgentes han cambiado su estrategia en Alepo "de la defensa al ataque" -dijo Al Guawi- con el objetivo de convertirla en "la Bengazi de Siria", en alusión a la ciudad libia capital de la rebelión en la guerra contra el fallecido Muamar el Gadafi.
El activista Hisham al Halabi informó a Efe desde esta ciudad que las tropas gubernamentales están bombardeando con tanques y aviación militar, incluidos Mig 21 de fabricación rusa, los distritos de Salahedín, Seif al Daula y Al Sukari, entre otros.
En estos barrios, así como en los de Al Sahur, Hanano, Al Fardus y Al Furqan, estallaron cruentos combates entre ambos bandos al tratar de irrumpir en ellos los tanques, según Al Halabi.
También la activista Wed al Hayat, residente en Alepo, confirmó a Efe que desde primera hora el régimen movilizó sus tanques para entrar en Salahedín, pero las fuerzas del ELS resistieron este ataque y causaron numerosas bajas en las filas gubernamentales.
En este sentido, el opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos documentó que entre las víctimas mortales en Alepo figuran al menos cinco rebeldes y diez soldados leales a Al Asad.
Por su parte, la televisión estatal siria calificó la situación de choques aislados con terroristas y citó que las fuerzas de seguridad se enfrentaron a algunos grupos que intentaban aterrorizar a la población en Al Furqan y mataron a dos de sus integrantes.
La ofensiva tuvo un efecto inmediato en la población civil, que se desplazó a las zonas más seguras de la ciudad y buscó refugio en edificios públicos.
Al Hayat denunció que se está produciendo un "gran desplazamiento de la población", que huye de barrios como Salahedín y Al Sukari, en manos de los rebeldes y blanco de fuertes bombardeos.
"Las calles de algunos barrios que están bajo el control del ELS están vacías (...) es como si entraras a una aldea abandonada a causa de la destrucción", detalló la activista.
Las escuelas y mezquitas de Alepo se convirtieron así en hospitales improvisados para los heridos y en refugios para la mayoría de la población civil desplazada.
Los medios para atender a los heridos son muy deficientes debido a la escasez de medicamentos y la ausencia de facultativos de la Media Luna Roja siria, que ayer anunció que suspendía "ciertas operaciones" a causa del aumento de la inseguridad.
La lucha por el control de Alepo ha despertado el temor en la comunidad internacional a que se produzca una masacre en la ciudad, como han apuntado Washington, Londres y París.
Aunque en Alepo se libra "la madre de las batallas", los bombardeos y combates han afectado a otras provincias como Idleb (noroeste), la periferia de Damasco, Hama (centro) o Deir el Zur (este), causando más de un centenar de muertos en todo el país.
Solo en los alrededores de la capital pereció más de una veintena de persona, la mayoría en los bombardeos contra las localidades de Moadamiya el Sham y Al Abada, donde se registraron también duros combates entre el ELS y las tropas del régimen.
La portavoz del Comité Internacional de la Cruz Roja en Siria (CICR), Rabab al Rifai, dijo a Efe desde Damasco que debido al deterioro de la situación en esta zona sus actividades se han centrado en ayudar a las miles de familias desplazadas.
Al Rifai explicó que la mayor parte de estas personas han abandonado sus hogares y se han refugiado en escuelas, en las que el CICR ofrece alimentos, mantas y medicamentos.