El jefe del Estado francés, François Hollande, volvió ayer a apostar por una intervención del Banco Central Europeo (BCE) que rebaje la presión que pesa sobre la deuda de los países más frágiles de la zona del euro, en el encuentro que mantuvo con el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy.
El mandatario francés, quien estuvo una hora reunido en el Palacio del Elíseo con Van Rompuy, reiteró el discurso que la víspera había mantenido en Roma ante el primer ministro italiano, Mario Monti, que pasa por pedir al BCE una intervención.
Hollande recordó que la cumbre europea de junio ya acordó "un dispositivo que permite a los mecanismos europeos de estabilidad y al BCE intervenir" para dar estabilidad financiera a la zona euro, señaló la Presidencia gala.
Un día antes, ante los periodistas en Roma, el presidente francés aseguró que el BCE tiene que intervenir porque "hay tipos de interés que son demasiado elevados en algunos países europeos".
De esta forma, Hollande se presenta como abanderado de la intervención del BCE que piden, esencialmente, los Estados más afectados por la crisis de la deuda, con Italia y España a la cabeza.
Aunque se fue sin decir palabra, Van Rompuy debió de escuchar en el Elíseo un discurso muy diferente del que la víspera oyó en la Cancillería alemana, donde se reunió a puerta cerrada con Angela Merkel y no se informó del resultado del encuentro.
Pero, a tenor de las declaraciones de sus dirigentes, Alemania parece hostil a que el BCE compre deuda soberana masivamente.
Unos y otros dejan entrever su posición, en vísperas de que hoy el organismo que preside Mario Draghi aclare su estrategia. frente a la actual crisis del euro.