Viernes negro para Ryanair. Los pasajeros de hasta dos vuelos de la compañía irlandesa tuvieron que ser atendidos por picaduras de garrapata en un caso y tras una despresurización en la cabina en el otro. Facua denunció la "inacción y permisividad" de las administraciones con las irregularidades de la aerolínea, que esta misma semana se vio obligada a hacer un aterrizaje de emergencia en Lanzarote por falta de combustible.
El primer incidente tuvo lugar en un vuelo de Ryanair con destino Gran Canaria que tuvo que aterrizar de emergencia en el aeropuerto de Madrid-Barajas, según informó radiocable.com.
Hasta dieciséis pasajeros fueron atendidos, aquejados de dolor de oídos y de cabeza, por los servicios médicos de Aena tras la despresurización que se produjo en la cabina.
De los dieciséis atendidos, catorce de ellos fueron dados de alta y los otros dos fueron trasladados a un hospital por la propia compañía para una revisión más profunda.
Según los pasajeros, sobre las 07.45 horas el avión perdió altura comenzó un fuerte olor a quemado y se produjo la descomprensión en la cabina que provocó la apertura de las mascarillas de emergencia.
El avión volvió a tomar tierra en Barajas, donde los pasajeros fueron conducidos a la zona de embarque y los que decidieron seguir el viaje pudieron volar con destino Gran Canaria. Los pasajeros fueron informados de que "volaban en un avión nuevo con tripulación diferente".
Aena indicó que "no hay constancia del humo del motor" pero sí "una despresurización en cabina", lo que provocó el regreso a Barajas. El piloto avisó a la Torre de Control de Barajas que decretó un protocolo rutinario de "Alerta local preventiva".
Sin embargo, este incidente no fue el único al que tuvo que hacer frente ayer la compañía irlandesa. Los pasajeros de un vuelo de Ryanair procedente de Londres tuvieron que ser también atendidos en el aeropuerto de Ciampino (Roma) tras sufrir picaduras de garrapatas mientras viajaban, tal y como informó el diario 'Corriere della Sera'.
El avión, que despegó del aeropuerto londinense con destino a Roma, fue estacionado en un área de descanso donde se activó el protocolo de seguridad para ser sometido a una desinfección exhaustiva por parte de personal especializado.
Los pasajeros tuvieron que ser atendidos por los médicos de la instalación, quienes detectaron que los picores que sufrían procedían de la mordedura de garrapatas, por lo que fueron sometidos a un tratamiento de profilaxis.
Tras el suceso, la mayoría de los viajeros de este vuelo presentaron una denuncia contra la aerolínea en la comisaría.