El vicepresidente de la Comisión Europea (CE), Joaquín Almunia, advirtió ayer a España que mantener incertidumbres sobre si va a solicitar una ayuda financiera para la compra de deuda es un "riesgo", dada la volatilidad de los mercados.
Almunia, quien intervino ayer en Amsterdam en el XVII congreso internacional de derecho registral, declaró a la prensa que la decisión que afronta el Gobierno del presidente Mariano Rajoy es "muy complicada", al tiempo que consideró que "las incertidumbres son un riesgo".
"Toda alternativa tiene pros y contras sobre los cuales hay que medir muy bien, pero mantener la incertidumbre supone el riesgo de que, por cualquier otro factor, el mercado de deuda incremente de nuevo las tensiones", consideró el vicepresidente y comisario europeo de Competencia.
Almunia señaló que pese a la calma en los mercados en la última semana, la situación puede invertirse.
Las primas de riesgo de los países del sur de Europa han bajado de forma considerable desde que el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, anunciase la disposición de la entidad a adquirir bonos de esas naciones siempre que antes reciba una solicitud.
"Lo que no ayuda y lo que está sometido a riesgos, dada la volatilidad y las tensiones en los mercados, es no enviar señales, no enviar información sobre qué se va a hacer y cuáles son las razones de lo que se vaya a hacer en un sentido u otro", opinó.
Almunia relacionó la tranquilidad en los mercados, además de con el anuncio del nuevo programa de compra de bonos con condiciones del BCE, con el buen resultado de los partidos europeístas en las elecciones holandesas y con el fallo la pasada semana del Tribunal Constitucional alemán que permite a Berlín ratificar el fondo europeo de rescate permanente y el pacto fiscal europeo.
El vicepresidente de la Comisión Europea se refirió también a que los datos de ejecución presupuestaria publicados en España "indican un riesgo de desviación este año".
Almunia señaló que también hay incertidumbres sobre las decisiones en la zona del euro para avanzar hacia una unión bancaria, y en concreto, en torno a la creación de un supervisor bancario único para los diecisiete países que forman la zona euro.