El Papa Francisco aseguró ayer que "la palabra de la Cruz es también la respuesta de los cristianos al mal que sigue actuando en ellos y a su alrededor". "Los cristianos deben responder al mal con el bien, tomando sobre sí la Cruz, como Jesús", ha dicho durante su primer Via Crucis.
El Pontífice, que ha agradecido la presencia de los fieles en el Coliseo y también de aquellos que han seguido la ceremonia a través de las redes sociales, como enfermos y ancianos, ha insistido en que esta noche sólo debe permanecer una palabra: que es la Cruz misma. En este sentido, ha explicado que la Cruz de Jesús es la Palabra con la que Dios ha respondido al mal del mundo.
"A veces nos parece que Dios no responde al mal, que permanece en silencio. En realidad, Dios ha hablado, ha respondido, y su respuesta es la Cruz de Cristo: una palabra que es amor, misericordia, perdón. Y también juicio: Dios nos juzga amándonos. Si acojo su amor estoy salvado, si lo rechazo me condeno, no por él, sino por mí mismo, porque Dios no condena, Él sólo ama y salva", ha subrayado.
LÍBANO, SIGNO DE ESPERANZA
Además, ha recordado el testimonio de los hermanos de Líbano, que esta noche han compuesto las meditaciones y oraciones y les ha agradecido el servicio y, sobre todo, el testimonio que nos dan. "Lo hemos visto cuando el Papa Benedicto fue a Líbano: hemos visto la belleza y la fuerza de la comunión de los cristianos de aquella Tierra y de la amistad de tantos hermanos musulmanes y muchos otros. Ha sido un signo para Oriente Medio y para el mundo entero: un signo de esperanza", ha resaltado.
Finalmente, ha pedido a los fieles que continúen este Via Crucis en la vida de cada día. Así, ha pedido que caminen junto con él por la vía de la Cruz, llevando en el corazón "esta palabra de amor y de perdón." "Caminemos esperando la resurrección de Jesús", ha concluido.
El Via Crucis ha seguido el esquema tradicional de las 14 estaciones. El texto de las meditaciones fue preparado por dos jóvenes libaneses guiados por el patriarca Bechara Raï que reflexionan sobre la tradición de los padres y la liturgia oriental, la exhortación 'Ecclesia in Medio Oriente' de Benedicto XVI y sobre la situación actual de dificultad en Oriente Próximo.
LLEVAN LA CRUZ
El Papa Francisco no ha llevado la cruz en ninguna estación, sino que ha esperado directamente en la terraza del Palatino, como los últimos años lo han realizado sus predecesores, y al finalizar ha pronunciado unas palabras.
Por su parte, el vicario del Papa para la diócesis de Roma, el cardenal Agostino Vallini, ha llevado la cruz en la primera y última estación; la segunda y tercera han sido llevadas por una familia italiana y una familia india; la cuarta y la quinta, por representantes de la unión nacional italiana de transporte de enfermos a Lourdes y Santuarios Internacionales (UNITALSI), entre ellos una persona discapacitada.
Además, la Cruz ha sido llevada en la sexta y séptima estación por dos seminaristas chinos; en la octava y novena estación, por dos padres franciscanos custodios en Tierra Santa (uno de Italia y uno de Siria), la décima y undécima estación, por dos religiosos de Nigeria y dos religiosos de Líbano; y, por último, la duodécima y decimotercera estación, por dos jóvenes brasileños.
En esta línea, la introducción de las meditaciones ha recordado la narración evangélica en la que un joven le pregunta a Jesús qué puede hacer para tener la vida eterna. Por ello, los autores han indicado que "la llamada a seguir a Jesús se dirige a todos, en particular a los jóvenes y a todos los que están probados por las divisiones, guerras o la injusticia y que luchan por ser, en medio a sus hermanos, signos de esperanza y operadores de Paz".