La morosidad del sistema financiero español batió un nuevo récord en junio y alcanzó el 11,61 por ciento, una subida que, aunque es importante -de 40 puntos básicos respecto a mayo- es ya más moderada que los saltos que veíamos el año pasado, lo que seguirá ocurriendo hasta que se alcance el máximo en 2014.
Esto es lo que opinan los expertos consultados por EFE, que creen que de seguir así las cosas, no sería raro que la mora llegara a finales de este año a la impresionante cota del 15 por ciento pese a la mejora de la economía, ya que la mora tardaría entre 3 y 6 meses en reflejar la salida de la recesión que se da por segura para el segundo semestre de 2013.
Sin embargo, a la hora de analizar estas cifras tan preocupantes, los expertos recuerdan que es fundamental distinguir entre la parte de la morosidad que se debe a los impagos hipotecarios y de las pymes -que podría rondar el 9 por ciento tras seis años de crisis- y la que se debe al crédito inmobiliario y promotor, que en algunas entidades supera el 40 por ciento.
También han contribuido a elevar la mora los cambios normativos que se han producido este año en el sector financiero, como el reconocimiento del crédito refinanciado, que ha llevado a las entidades a catalogar como morosas ciertas carteras que tenían catalogadas de "subestándar", aún al corriente de pago pero con riesgo.
Según los datos provisionales publicados ayer por el Banco de España, al cierre del mes de junio, la cartera crediticia conjunta de todas las entidades financieras sumaba 1,519 billones de euros, ligeramente superior a los 1,518 billones que había el mes anterior.
Al mismo tiempo, el crédito dudoso se situaba en 176.420 millones de euros, una cifra sin duda muy elevada, pero que se aleja del récord histórico de 191.588 millones que había en noviembre de 2012, justo antes del primer traspaso a la Sareb, más concodico comobanco malo, de los activos tóxicos inmobiliarios, en esa ocasión los de las entidades nacionalizadas.
Este traspaso y el que se produjo en enero de 2013 fueron la razón de las dos únicas caídas del ratio de mora que se han producido en el sector financiero español desde marzo de 2011, si bien la tendencia en el sistema ya era alcista desde que comenzó la crisis, en agosto de 2007.