Turquía ocupó ayer el protagonismo de Israel la víspera y abogó por el ataque inmediato a Siria -con o sin aval de Naciones Unidas-, para mantener la tensión en la región, donde el Estado Mayor de la Armada rusa presumió ayer de que tiene capacidad para determinar el rumbo de los acontecimientos.
"En caso de necesidad, ahora mismo ellos (los buques) junto a las unidades submarinas están capacitados para ejercer una considerable influencia en la situación militar creada" en la zona, señaló una fuente del Estado Mayor de la Armada rusa, que tiene su base naval en el puerto sirio de Tartus, según la agencia Interfax.
Al despliegue estadounidense en la región la Armada rusa opone la flotilla, que regresó en junio de manera permanente a la zona tras un paréntesis de 20 años, y según informaron fuentes castrenses rusas, el acorazado equipado con misiles "Moskvá", buque insignia de la flota rusa del mar Negro, ha suspendido su prevista travesía a Cabo Verde para tomar rumbo al estrecho de Gibraltar.
El primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, reiteró ayer que Turquía está lista para participar en cualquier momento en una coalición, operación que afirma está justificada por los ataques a civiles, se pruebe o no que el régimen sirio ha usado armas químicas.
"Nosotros ya hemos dicho que estamos listos para asumir nuestro lugar en cualquier tipo de coalición", afirmó Erdogan en una rueda de prensa antes de viajar a San Petersburgo (Rusia) , donde participará en la cumbre del G20.
El propio presidente ruso, Vladímir Putin, trató de bajar ayer el tono de la tensión al asegurar que Moscú ha suspendido los suministros de misiles antiaéreos S-300 a Siria.
"Tenemos (con Siria) un contrato de suministro de S-300. Hemos entregado algunos componentes, pero no el total del suministro. De momento lo hemos suspendido", dijo Putin en una entrevista conjunta con el Canal 1 de la televisión rusa y una agencia de noticias estadounidense.
En esa misma entrevista, que fue difundida por el Kremlin, Putin afirmó que Moscú no descarta aceptar una acción militar contra el régimen de Bachar al Asad si se demuestra que empleó armas químicas.
Putin, que exigió pruebas creíbles de las acusaciones, recordó que el Congreso de Estados Unidos no puede autorizar un ataque contra Siria, ya que dicha acción militar sería una agresión al no contar con el beneplácito de la ONU.
Por su parte, el presidente de EEUU, Barack Obama, se mostró ayer convencido de que no repetirá el error de Irak porque está "seguro" de que el régimen sirio está detrás del ataque con armas químicas de hace dos semanas contra civiles.
"No estoy interesado en repetir los errores por culpa de malas informaciones. Pero puedo decir con total seguridad: se han usado armas químicas", dijo Obama en una rueda de prensa conjunta con el primer ministro sueco, Fredrik Reinfeldt.
En su opinión, si la comunidad internacional no actúa, su credibilidad quedará en evidencia.
"No es mi credibilidad la que está en juego, es la de la comunidad internacional y la del Congreso", afirmó Obama, para quien el mundo no puede permanecer "en silencio".
Tras la deserción británica, el primer ministro tory, David Cameron, en la primera sesión de preguntas y respuestas al jefe del Gobierno en la Cámara de los Comunes tras el receso estival dijo ayer que Siria precisa "negociaciones de paz" y reiteró que Londres "no participará" en una intervención militar.