El Papa Francisco ha recordado que cuando era superior en la Compañía de Jesús en Buenos Aires a los 36 años tomaba sus decisiones de manera "brusca y personalista". Entonces, según cuenta, su forma "autoritaria y rápida" de tomar decisiones le llevaron a tener problemas serios y a ser acusado de ultraconservador cuando, en realidad, "jamás" ha sido "de derechas".
También considera que la Iglesia tiene el desafío de reflexionar sobre el "puesto específico" de la mujer en la Iglesia de forma que también esté "allí donde se ejercita la autoridad en los diferentes ámbitos de la Iglesia".
Así lo indica en una entrevista publicada ayer por dieciséis revistas de cultura de la Compañía de Jesús y realizada por el director de La Civiltà Cattolica, el jesuita italiano Antonio Spadaro, que recoge un diálogo de más de seis horas que se desarrolló a lo largo de tres sesiones los días 19, 23 y 29 de agosto. En España, la revista Razón y Fe es la encargada de publicarla.
Así, preguntado por el papel de la mujer en la Iglesia, el Papa Francisco apuesta por trabajar más hasta elaborar "una teología profunda de la mujer" y por que "el genio femenino esté en los lugares donde se toman las decisiones importantes". Así, subraya que "no hay que confundir la función con la dignidad" pues María, una mujer, es "más importante que los obispos". En este sentido, añade que es necesario "ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia", critica los discursos que "a menudo se inspiran en una ideología machista" y dice temer "la solución del machismo con faldas, porque la mujer tiene una estructura diferente del varón".
acompañar
Por otro lado, el Papa también declara que es necesario que la Iglesia acompañe a las personas con misericordia independientemente de su condición, pero al mismo tiempo, invita a no hablar tanto del aborto, el matrimonio homosexual o el uso de anticonceptivos.
"No podemos seguir insistiendo solo en cuestiones referentes al aborto, al matrimonio homosexual o al uso de anticonceptivos. Es imposible. Yo he hablado mucho de estas cuestiones y he recibido reproches por ello. Pero si se habla de estas cosas hay que hacerlo en un contexto. Por lo demás, ya conocemos la opinión de la Iglesia y yo soy hijo de la Iglesia, pero no es necesario estar hablando de estas cosas sin cesar", apunta.
Además, apunta que "urge" que los sacerdotes "curen" con su predicación "todo tipo de herida y cualquier enfermedad" en lugar de dejarse envolver en pequeñas cosas, en pequeños preceptos. Así, recuerda que en Buenos Aires recibía cartas de personas homosexuales, "verdaderos heridos sociales" que le decían que "sienten que la Iglesia siempre les ha condenado" cuando, según explica Francisco, "la Iglesia no quiere hacer eso".