El líder del PSC, Pere Navarro, se ha impuesto a las tesis de los sectores críticos del partido, a los que ha vencido en el Consell Nacional extraordinario celebrado ayer con el 83,5 por ciento de los votos, con una resolución que refuerza su liderazgo y que permitirá al PSC desmarcarse del frente catalán proconsulta.
La resolución del PSC ampliamente mayoritaria -258 votos frente a 41 (13 por ciento)- deja claro tres cuestiones: que el PSC no caerá en el «error» de votar a favor de pedir al Congreso el traspaso de las competencias de referendos para celebrar una consulta sin un acuerdo previo con el Estado, que rechaza «una consulta sin acuerdo político ni marco legal» porque supondría romper el consenso y un «descalabro», y que su proyecto propio es impulsar una reforma constitucional federal que pactó con el PSOE en Granada.
El Consell Nacional extraordinario que Navarro convocó tenía por objetivo clarificar la postura del partido sobre la consulta, lo que ha derivado al final en una doble votación porque los críticos han presentado su propia resolución y han forzado una votación secreta.
Pero la idea de los críticos de apoyar en el Parlament el próximo 4 de diciembre la iniciativa de CiU, ERC, ICV y la CUP de pedir el traspaso de los referendos sólo ha recibido el aval del 13 por ciento del Consell Nacional, lo que sin embargo no permite descartar que dirigentes como Àngel Ros, Marina Geli o Joan Ignasi Elena acaten la disciplina de voto.
A la salida del Consell Nacional, Ros (Agrupament Socialista) y Elena (Avancem) no han descartado votar diferente a la línea oficial en la propuesta que debata el Parlament y se han limitado a señalar que ese asunto se discutirá en su momento en el grupo parlamentario.
Un voto distinto al marcado por la dirección del grupo parlamentario podría tener diferentes efectos, desde la salida de los diputados PSC para ir al grupo mixto o incluso que Ros pierda el respaldo del partido como alcalde en Lleida, según fuentes socialistas consultadas por Efe.
En este contexto, no hay que olvidar que el PSC tiene ante sí el reto de celebrar unas primarias para escoger el cartel electoral en las próximas elecciones catalanas, en 2016, a las que podría concurrir algunos de los dirigentes críticos, como el propio Ros.
La dirección del partido y representantes de los críticos estuvieron intentando sin éxito, hasta instantes antes del inicio del Consell Nacional, consensuar una única resolución a someter a votación y evitar la escenificación de la división del PSC.