El etarra Juan José Zubieta Zubeldia, quien ideó el atentado en la casa-cuartel de Vic que causó 10 muertos -cinco de ellos menores- y 44 heridos, abandonó ayer la cárcel de Monterroso, en Lugo.
La Audiencia Nacional hizo pública su decisión de excarcelar a otros nueve miembros de ETA y tres grapos pasadas las 12 horas, tras lo cual, casi cinco horas después, se hizo efectiva la puesta en libertad de Zubieta Zubeldia.
Sus allegados, que lo recibieron entre abrazos y con un grito de «aupa Juanjo», acudieron al centro penitenciario de esta localidad luguesa en varias furgonetas, una de las cuales se acercó hasta las puertas de las instalaciones para recogerlo a las 16.45 horas.
El etarra recorrió sus últimos pasos dentro de la cárcel acompañado por tres mujeres que llevaban desde las 14 horas, aproximadamente, esperándolo en el interior de la prisión.
En el momento de abandonar el lugar, y ante la presencia de los medios de comunicación, ocultaron sus rostros tras bufandas. Una de ellas salió con la capucha del abrigo puesta y las otras dos -incluida la que iba del brazo de Zubieta Zubeldia- llevaban sendas viseras. Unicamente portaban una bolsa de deporte, mientras que el integrante de la banda terrorista caminaba desprovisto de equipaje y con una chaqueta y pantalón oscuros.
Una vez atravesada la valla, todos ellos se subieron a una furgoneta gris de grandes dimensiones --una Peugeut Expert Tepee-- mientras tres jóvenes que llegaron en ella interpelaban a los periodistas para que no hiciesen fotografías ni grabasen imágenes del interior del automóvil.
Trayectoria
Nacido en Navarra en 1965, Juan José Zubieta Zubeldia perteneció al «comando Nafarroa» y al «comando Barcelona». Fue detenido en Llisá de Munt después de cometer el atentado contra la casa-cuartel de Vic el 29 de mayo de 1991 junto con los otros dos integrantes del comando, que fallecieron en un tiroteo con la Policía.
Por este atentado fue condenado a 1.311 años de prisión en un juicio celebrado en 1993 en el que afirmó que no era «problema» de ETA que los guardias civiles utilizasen a los niños «como escudos humanos». Cumplía sentencia en Monterroso desde 1999, cuando fue destinado a este municipio de Lugo después de pasar por diversas cárceles españolas. Previamente, Zubieta Zubeldia participó en el secuestro en 1989 del industrial Adolfo Villoslada.