Diez soldados egipcios murieron ayer al explotar un coche bomba en la Península del Sinaí, según dijeron fuentes de seguridad, en uno de los ataques más letales desde que militantes extremistas incrementaron la violencia tras el derrocamiento del presidente islamista Mohamed Mursi.
En un incidente separado, cuatro policías resultaron heridos por la explosión de una granada de mano arrojada contra un puesto de control, dijo un funcionario de seguridad, subrayando el mayor alcance de los combatientes.
La bomba en el Sinaí impactó un convoy que transportaba a soldados cerca de la ciudad costera de El-Arish, en una carretera que va hacia la frontera con la Franja de Gaza, controlada por los palestinos.
Treinta y cinco personas resultaron heridas, dijeron funcionarios de seguridad. Una fuente del Ejército y medios estatales reportaron que se trató de un ataque suicida.
Autoría
Aunque nadie se adjudicó inmediatamente la responsabilidad del atentado, el ataque sugirió que militantes inspirados en al Qaeda aún tienen los medios para realizar incursiones, incluso después de que el Ejército lanzó un operativo de seguridad este verano boreal en la península que limita con Israel.
«Es difícil detenerlos. Tienen lugares donde esconderse en el Sinaí. Desde estos escondites salen, atacan y se repliegan», dijo un funcionario de seguridad de alto rango.
Seguridad
La autoridad estatal colapsó en el norte del Sinaí luego de la caída del presidente Hosni Mubarak en 2011, lo que le permitió a diversos grupos islámicos de línea dura expandirse debido a un vacío de seguridad.