Al menos 150.000 personas marcharon ayer desde varios puntos de Bangkok hasta la Casa de Gobierno para exigir un cambio en el modelo «democrático» del país y la dimisión de la primera ministra, que anunció la disolución del Parlamento y la celebración de elecciones generales anticipadas.
El líder de las protestas, el ex viceprimer ministro Suthep Thaugsuban, reivindicó en un discurso la «victoria del pueblo frente al régimen de Thaksin» e instó a sus seguidores a pasar la noche dentro de la zona gubernamental.
Suthep, de 64 años, encabezó la marcha que partió del complejo gubernamental en el norte de Bangkok y que tras más de 7 horas de caminata y 24 kilómetros de recorrido alcanzó la Casa de Gobierno.
En la víspera, el ministro tailandés del Interior, Jarupong Ruangsuwan, rechazó el uso de la violencia para dispersar a las protestas y aseguró que los policías que custodian el recinto están desarmados.
«El Gobierno cree que puede controlar la situación. Nosotros queremos centrarnos en la negociación», apuntó el canciller.
La jefa de Gobierno anunció ayer por la mañana, antes del inicio de las marchas, la disolución del Legislativo y la celebración de elecciones anticipadas que, según un portavoz gubernamental, tendrían lugar el próximo 2 de febrero.
«Con este escenario, cuando hay muchas personas de diferentes grupos que se oponen al Gobierno, el mejor camino es devolver el poder a los tailandeses y celebrar elecciones», indicó la primera ministra.
Por su parte, Suthep, sobre quien pesan dos órdenes de arresto por destrucción de la propiedad pública y sedición, rechazó la oferta de las urnas al no ser su «objetivo» ya que afirma que tras la celebración de las elecciones «el régimen de Thaksin todavía se mantendrá».
Entre las exigencias de los antigubernamentales no se concibe el plebiscito bajo el actual modelo de elecciones, que denuncian está viciado por la compra de votos y en un escenario en el que sería casi segura su derrota.
La principal demanda de los manifestantes es la de invocar el artículo 7 de la Constitución para que el rey de Tailandia, el octogenario Bhumibol Adulyadej, designe al próximo jefe del Gobierno sin pasar por las urnas.
Un «consejo popular», encabezado por el primer ministro designado por el rey y no electo, acometería una serie de reformas políticas, como la descentralización del poder del Estado y la reforma de la Policía, entre otras, antes de convocar un referendo que devolviera la iniciativa a la soberanía popular.