Los manifestantes opositores continúan resistiendo en la Plaza de la Independencia, en el centro de Kiev, donde se han atrincherado tras reconstruir las barricadas que la policía antidisturbios derribó la pasada noche, en un ya largo pulso con el Gobierno.
Miles de personas siguen instaladas en el Euromaidán, como se conoce a la asamblea permanente de los opositores proeuropeistas, mientras el presidente de Ucrania, Víktor Yanukóvich, se reunía por segundo día consecutivo con la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, para tratar de buscar una salida a la crisis. Tras la reunión y las declaraciones de la Casa Blanca y el Gobierno de Berlín, Yanukóvich ofreció diálogo a los manifestantes.
Los activistas construyen barreras con alambres de espino y sacos terreros para rodear la plaza, último bastión de la oposición en la capital, después de que fueran desalojados de las inmediaciones del Gobierno y del Parlamento, ahora fuertemente custodiados por efectivos policiales.
Resistir
Con ello esperan estar preparados para pasar la noche y resistir a un posible nuevo asalto del destacamento antidisturbios Berkut (Águila).
Los manifestantes continúan exigiendo la dimisión del Gobierno y del propio presidente Yanukóvich, quien, según dijo Arseni Yatseniuk, uno de los dirigentes opositores, «ha escupido en la cara a Estados Unidos, a los países de la Unión Europea y a los 46 millones de ucranianos. No se lo perdonaremos».
La jefa de la diplomacia europea había deplorado antes el uso de la fuerza por la policía antidisturbios «bajo la cobertura de la noche». Y al igual que hiciera el martes Ashton en su primer día en Kiev, la secretaria adjunta de EEUU para Asuntos Europeos, Victoria Nuland, visitó ayer la Plaza de la Independencia, donde fue recibida por los manifestantes con gritos de «God bless you!» (Que Dios la bendiga).
Estados Unidos no descarta adoptar sanciones para que el Gobierno de Ucrania escuche a los opositores, dijo la portavoz del Departamento de Estado, Jen Psaki. Desde Berlín, el ministro de Exteriores alemán, Guido Westerwelle, exigió que el Gobierno ucraniano se abstenga «de cualquier forma de violencia» contra los manifestantes.