La deuda de las administraciones públicas españolas ha superado por primera vez el billón de euros al alcanzar 1.007.319 millones en junio, una cantidad que equivale aproximadamente a un 98,4 % del PIB, y que por tanto sigue por debajo de las previsiones para el todo el año (99,5 %).
Los datos actualizados hoy por el Banco de España permiten todavía un margen de 1,1 puntos de PIB (aproximadamente 11.000 millones de euros) antes de llegar al tope que ha calculado el Gobierno para todo el ejercicio.
El total del Producto Interior Bruto (PIB) español, el conjunto de los bienes y servicios del país, equivale a unos 1.023.000 millones de euros según el cálculo de 2013.
El año 2014 empezó en 979.601 millones de deuda (95,7 % del PIB), que subieron en 8.522 millones en febrero y en otros 1.802 en marzo.
De marzo a abril cambió la tendencia al alza y la deuda pública se redujo en 7.162 millones, pero al mes siguiente volvió a subir en 14.197, y este último, junio, el alza ha sido de 10.336 millones adicionales (1,04 % más), hasta superar el límite histórico del billón.
Del total de la deuda de las administraciones en junio, 729.331 se correspondían a valores a medio y largo plazo, 74.652 millones a valores a corto plazo y 203.336 millones a créditos no comerciales, así como emisión de moneda y caja general de depósitos.
El economista José Carlos Díez ha considerado en declaraciones a Efe que resulta «preocupante» que se haya superado el billón de deuda, «pero es más preocupante la velocidad de crecimiento» de la misma.
Su predicción es que «con deflación (el IPC cayó un 0,3 % en julio) y con déficit público elevado (2,35 % del PIB hasta finales de mayo) la deuda seguirá creciendo de manera explosiva».
Para el catedrático de Economía de la Bangor University e investigador de Funcas Santiago Carbó llegar a este punto «era esperado», pero las cuestiones principales son la velocidad a la que aumenta la deuda y cuándo dejará de hacerlo.
En lo que se refiere a la primera pregunta, cree que el endeudamiento está avanzando más rápidamente de lo que se esperaba y debe ser un motivo de preocupación, en la medida en que debe existir una correcta planificación de su ajuste.
En lo que se refiere a hasta cuándo, la deuda seguirá subiendo aún unos años, ha explicado a Efe (según el Gobierno crecerá hasta el 101,7 % del PIB en 2015 y por fin empezará a bajar en 2016, al 101,5 %).
A su juicio «no hay espacio para la relajación» y «menos aún en un contexto en el que, aunque el interés nominal de esa deuda se ha reducido, la baja inflación reduce mucho el efecto de esa reducción de costes."
También según el catedrático de Fundamentos del Análisis Económico de la Universidad de Valencia, Joaquín Maudos, este dato es «preocupante» aunque no «sorprendente» y la deuda pública seguirá aumentando mientras haya déficit público.
«Desgraciadamente la rebaja de impuestos aprobada por el Gobierno en mi opinión en poco contribuye a reducir el déficit», ha concluido, en declaraciones a Efe.
Para el secretario de Acción Sindical de UGT, Toni Ferrer, la deuda pone en riesgo la recuperación económica pero también «anticipa más recortes sociales».
La deuda pública española se ha triplicado desde que comenzó la crisis económica, y ha pasado de suponer un 36,3 % del PIB en 2007 a rozar el 100 % actualmente.
En los últimos datos desagregados por administraciones, correspondientes al primer trimestre de este año, la mayor parte de la deuda correspondía al Estado (un 84,5 % del PIB), seguido por las comunidades autónomas (21,7 % del PIB) y ayuntamientos (4 % del PIB).
El ministro de Economía, Luis de Guindos, achacó hace unos meses la subida a los déficit públicos acumulados, las medidas específicas como el pago a proveedores o el Fondo de Liquidez Autonómico, que facilita fondos a las regiones pagar sus deudas, y cuestiones como el programa de asistencia financiera para los bancos españoles.
Según un estudio histórico del Fondo Monetario Internacional (FMI), la deuda pública española superó o rozó el 100 % del PIB entre los años 1900 y 1909, tuvo su nivel máximo (149 % del PIB) en 1881, año en que empezó a contabilizarse, y su mínimo en 1975 (7,3 % del PIB).