El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, ha reclamado acuerdos para poder sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado de 2017, porque son «la pieza clave de la política económica» de España.
Durante su discurso de investidura, el líder del PP ha afirmado que las cuentas del Estado determinan el destino del 43 % de la riqueza que «somos capaces de generar entre todos cada año», en referencia al PIB y ha incidido en que los presupuestos resumen en cifras la orientación que asegura el crecimiento y la creación de empleo.
Además, ha reiterado el compromiso de que si gobierna respetará la senda de consolidación fiscal pactada con la Unión Europea y de controlar el déficit público y ha aseverado que «es lo mejor para España porque ya conocimos lo peor de sus consecuencias en términos de pérdida de confianza y de destrucción de empleo».
Ha señalado que la estabilidad presupuestaria debe seguir siendo un compromiso que se respete desde el Gobierno y «no se ignore desde el Parlamento».
Por todo ello, ha dicho que el próximo Gobierno remitirá a ambas Cortes el anteproyecto de Ley de presupuestos de 2017 así como los objetivos de estabilidad y deuda pública y el límite de gasto no financiero.
«Los asuntos que no eran urgentes han acabado siendo apremiantes y los que ya lo eran, lo son aún más», ha aseverado
Defender la soberanía nacional
Rajoy ha reiterado que cumplirá con su «obligación» de defender la soberanía nacional ante el reto secesionista de Cataluña, si bien se ha mostrado dispuesto a buscar fórmulas que acomoden mejor la necesario solidaridad territorial.
Rajoy ha querido detenerse así en el que ha calificado como «el reto más grave que tiene España en estos momentos» y que afecta a su unidad, la soberanía nacional y la igualdad de todos los españoles.
Precisamente hablando del problema catalán ha mostrado su disposición a buscar fórmulas que acomoden mejor la necesaria solidaridad interterritorial, si bien ha precisado que el primer paso hacia soluciones que sean más justas pasan por el respeto a la legalidad y a los derechos de todos los españoles.
Ha querido recordar algunos de los puntos principales de su postura y que defenderá «siempre» para insistir en que el único pueblo soberano en España es el que conforman la totalidad de los españoles y que nadie puede privarle de decidir sobre su futuro ni sobre su territorio.
Su primera obligación como representante del pueblo español, ha añadido, es defender la soberanía nacional y con ella la unidad de España, la igualdad de los españoles y el resto a la ley y a los derechos fundamentales.
«Yo les aseguro, señorías, que cumpliré con esa obligación y que lo haré buscando en todo momento el entendimiento entre los grupos que comparten la defensa de los principios que recoge la Constitución», ha subrayado.
También ha dicho que ha mantenido y mantiene su disposición al diálogo y a la cooperación con la Generalitat de Cataluña y ha señalado que ha procurado dar respuesta a las necesidades reales de los catalanes.
Corrupción en el PP
El candidato del PP a la Presidencia del Gobierno ha invitado a los partidos a enriquecer el pacto anticorrupción, «desde la humildad y el reconocimiento de los casos que han protagonizado personas» de su partido, aunque con la «certeza» de que «nadie puede presumir de infalibilidad».
Durante su discurso de investidura, Rajoy ha asegurado que «en España no existe impunidad para la corrupción» ya que se han adoptado medidas que «hacen más eficaz la tarea de los jueces», una labor de la que nunca hay que sentirse «plenamente satisfechos».
Por ello, ha explicado que está abierto a que se hagan las reformas necesarias en este campo para «hacer de la política una actividad cada vez más transparente».
Ha recordado las medidas anticorrupción acordadas con Ciudadanos, un pacto que sigue vigente pero que se puede modificar si los partidos aceptan su «oferta» de enriquecerlo con sus aportaciones.
Rajoy ha hecho esta propuesta «desde la humildad y el reconocimiento de los casos que han protagonizado» miembros del PP, pero también «con la certeza de que en este campo, como en ninguno en la vida, nadie puede presumir de infalibilidad».