La presidenta del Congreso, Ana Pastor, ha dejado ver su hartazgo y desesperación por la sesión plenaria de este jueves, en la que ha tenido que llamar la atención a los diputados varias veces por los constantes rumores en el hemiciclo, y al terminar el Pleno se le ha escapado por megafonía un «Bendito sea Dios» de alivio.
A priori, la sesión plenaria de este jueves no traía asuntos controvertidos, pero quizá por eso los rumores de conversaciones en el Salón de Plenos han sido persistentes, lo que ha motivado constantes llamadas de atención desde la Presidencia.
Al tener que insistir en sus avisos, Ana Pastor se ha preguntado incluso si los diputados padecían algún tipo de «crisis de amnesia transitoria», ya que sólo dos minutos había pedido respeto por el orador.
En otro momento, ha reiterado sus críticas a la actitud de los diputados en el hemiciclo, subrayando que «están demostrando que las cosas se pueden hacer mejor», y ya al final, cuando levantaba la sesión plenaria, no ha podido contener su alivio: «Ay, Bendito sea Dios», ha soltado, un lamento recogido por los servicios de megafonía interna del Pleno.