La Policía Nacional ha detenido en Madrid a 19 personas (entre ellas un condenado por financiar los atentados del 11-S) que clonaban tarjetas de crédito con las que intentaron defraudar cinco millones de euros en cajeros automáticos y establecimientos comerciales.
Según explica la Policía en un comunicado, la organización de clonadores estaba liderada por un individuo que ya había sido condenado por colaborar de forma activa en la obtención de dinero mediante el uso fraudulento y la clonación de tarjetas bancarias para la financiación de los atentados de las Torres Gemelas de Nueva York en 2001.
El grupo logró estafar medio millón de euros, aunque intentó defraudar cinco millones en cajeros automáticos y establecimientos con las tarjetas fraudulentas que creaban a partir de datos de medio de pago reales adquiridos mediante 'skimming' (clonación) o 'carding' (uso ilícito de la tarjeta de otra persona) en la 'darknet' (la red oscura).
Según explica la Policía, antes de dar uso fraudulento a las tarjetas los miembros de la banda las probaban en datáfonos robados para evitar las posibles medidas antifraude y comprobar su correcto funcionamiento.
Las investigaciones arrancaron cuando los agentes detectaron la existencia de un grupo organizado especializado en la falsificación y clonación de tarjetas bancarias que utilizaban en cajeros automáticos y en tiendas realizando compras masivas de productos.
Tras las primeras pesquisas, averiguaron que se trataba de una organización perfectamente estructurada y liderada por un sujeto que había sido condenado por colaborar de forma activa en la obtención de dinero mediante el uso fraudulento y la clonación de tarjetas bancarias para la financiación de los atentados de las Torres Gemelas de Nueva York en 2001.
Avanzada la investigación descubrieron que el líder de la organización no solía abandonar su domicilio con asiduidad y permanentemente se encontraba custodiado por miembros del grupo encargados de darle seguridad y realizar contravigilancias.
Y las pocas veces que salía a la calle utilizaba diferentes pelucas, gorras y gafas para ocultar o desfigurar su rostro.
La banda clonaba las tarjetas bancarias mediante la obtención de datos en la 'darknet', y posteriormente retiraba el dinero directamente de cajeros o compraba productos en tiendas de forma masiva.
El cabecilla era el encargado de obtener las numeraciones de las tarjetas bancarias clonadas a través de 'skimming' y 'carding', y conseguía en la 'darknet' los datos necesarios para realizar las falsificaciones (numeración de tarjetas y PIN procedente de miles de cuentas bancarias de entidades de crédito españolas y extranjeras).
Una vez obtenida la información de las tarjetas genuinas de las víctimas, ésta era volcada mediante el software y hardware adecuado en otras tarjetas con banda magnética sustraídas con anterioridad por miembros de la organización, así como en soportes en blanco sobre los que posteriormente confeccionaban las tarjetas falsificadas con la ayuda de una impresora térmica.
Además la organización se nutría de Terminales de Punto de Venta (TPV) inalámbricos procedentes de establecimientos comerciales, lo cual les permitía, una vez confeccionadas las tarjetas falsas, realizar pruebas en el domicilio del líder para asegurar el correcto funcionamiento de las nuevas copias y evitar las medidas antifraude de los datáfonos.
Con las tarjetas clonadas los arrestados intentaron efectuar operaciones que superarían los cinco millones de euros, aunque los bancos o las empresas procesadoras de tarjetas bloquearon muchas de estas operaciones, por lo que el fraude consumado quedó en medio millón de euros.
Después de que los agentes lograran realizar un análisis preliminar del material informático, utilizado por el líder, se localizaron datos de 20.000 tarjetas bancarias, españolas y extranjeras, preparadas para ser volcadas con lo que se ha conseguido evitar un fraude mayor.
Junto con la detención de estas 19 personas, se han realizado 10 registros en los que se ha intervenido un lector grabador de bandas magnéticas de tarjetas, un lector de chip de tarjetas, 200 tarjetas falsificadas, 100 soportes de tarjetas en blanco, listados y archivos informáticos con numeraciones de tarjetas bancarias, una impresora térmica y 30.000 euros en efectivo.