El juicio por la salida a Bolsa de Bankia en julio de 2011, que se celebra en la Audiencia Nacional de San Fernando de Henares (Madrid), quedó ayer visto para sentencia, después de 74 sesiones de juicio oral a lo largo de más de diez meses de procedimiento.
La última sesión comenzó con la exposición de conclusiones finales de la defensa de BFA, que dio paso al turno de última palabra por parte de las acusaciones.
El único acusado que decidió ejercer este derecho fue el expresidente de Bankia Rodrigo Rato, quien pidió su absolución y resaltó que todas las decisiones que tomaron los administradores de la entidad fueron contrastadas con las opiniones del Banco de España y tuvieron el único objetivo de defender el «mejor interés» para los accionistas de BFA y Bankia, primero las cajas y después los inversores privados.
En su opinión, ha quedado atestiguado durante los cinco años de instrucción y diez meses de juicio oral que BFA y Bankia eran «entidades financieras complejas organizadas según los más altos estándares bancarios que en ningún momento fueron criticadas por el regulador y el supervisor».
«Nuestros profesionales eran los mejores del mercado y contaban constantemente con el asesoramiento de las mejores firmas financieras del mundo», destacó Rato, quien recordó que todas sus decisiones «fueron contrastadas con las opiniones que sobre los mismos temas tenía el supervisor.
Asimismo, Rato consideró probado que desde la constitución del Sistema Intitucional de Protección (SIP) que dio lugar al grupo BFA-Bankia hasta su salida y la llegada del nuevo equipo gestor de José Ignacio Goirigolzarri en mayo de 2012 Bankia superó tres test de estrés de la EBA y tuvieron lugar tres cambios regulatorios en España, todos ellos «aplicados de manera correcta según la opinión del regulador».