Hasta el 80 por ciento de los pacientes con COVID-19 que abandonan una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) padecen problemas físicos y funcionales que dificultan su recuperación, según se ha puesto de manifiesto durante el 42 Congreso de la Sociedad Europea de Nutrición Clínica y Metabolismo.
La pérdida de masa muscular es una de las complicaciones más comunes asociadas a la enfermedad crítica, produciéndose en hasta el 50 por ciento de los pacientes y está ligada a la incapacidad funcional. Se trata de una situación muy común en pacientes COVID-19, quienes experimentan, de media, una estancia en UCI más larga que aquellos con otros problemas de salud.
Factores como la desnutrición y la inactividad asociadas al ingreso pueden incrementar en gran medida la pérdida de masa muscular, la cual tiene consecuencias significativas en la recuperación del paciente. En este contexto, expertos reunidos en un simposio organizado por Nutricia en el Congreso de la Sociedad Europea de Nutrición Clínica y Metabolismo han señalado que la mala recuperación de la masa muscular, la fuerza y la funcionalidad resultan críticas para asegurar una adecuada evolución del paciente.
El proceso de recuperar la fuerza perdida puede ser difícil si al paciente no se le administra una alimentación que contemple un balance adecuado de nutrientes, especialmente proteínas. Desafortunadamente, muchos pacientes no reciben esta alimentación adecuada en el momento en el que más lo necesitan.
En esta línea, un estudio ha demostrado que los pacientes post-UCI reciben solo un 33-55 por ciento de sus necesidades diarias de energía, y solo el 23- 35 por ciento de sus necesidades de proteínas 12. Por ello, los especialistas han destacado la importancia de que los pacientes, sobre todo aquellos que han pasado el coronavirus y han sido dados de alta tras un periodo prolongado en cuidados intensivos, reciban soporte nutricional adaptado a sus necesidades individuales, para darles la oportunidad de tener una recuperación completa.
En este sentido, la nutrición médica dirigida a la recuperación muscular puede aportar el soporte necesario para la correcta evolución de los pacientes. «El paciente crítico se caracteriza por un hipermetabolismo que, asociado al uso de un tratamiento agresivo, la inmovilidad y un deterioro nutricional puede relacionarse con un deterioro muscular (con una pérdida de 1 kg de masa magra por día de ingreso en UCI) y una pérdida de funcionalidad detectada en 60-80 por ciento de los pacientes ingresados. La nutrición clínica, por tanto, ha demostrado ser básica en esta crisis», ha dicho el especialista en endocrinología Hospital Clínico de Valladolid, Juan José López Gómez.
En primer lugar, apostilla, por la necesidad de vías de nutrición especializadas como la nutrición enteral por sonda nasogástrica en el paciente crítico y postcrítico. Y, por otra parte, por la alta tasa de desnutrición que se asocia a un empeoramiento de la recuperación funcional en estos pacientes.
Por último, los expertos participantes en este simposio han advertido que no hay que retirar la sonda de alimentación demasiado pronto tras el alta de la UCI, ya que puede suponer un descenso agudo de la ingesta de energía y proteínas diarias (25-35% cada día).
Este encuentro europeo ha sido también el espacio donde se han expuesto las conclusiones del estudio del Hospital de Mataró, liderado por el doctor Pere Clavé y que cuenta con la participación de Nutricia. Los resultados de esta investigación destacan la elevada presencia de desnutrición y disfagia en muchos pacientes.
Concretamente, en un primer análisis realizado en el momento del ingreso hospitalario de 240 pacientes COVID-19, los especialistas han visto que el 55 por ciento de los pacientes presentaban disfagia orofaríngea. Además, un 27 por ciento ya cumplían criterios clínicos de desnutrición, y muchos de ellos presentaban una gran astenia, anorexia y pérdida de peso en las semanas anteriores al ingreso.
A este respecto, los expertos han subrayado la importancia de detectar la disfagia en el paciente COVID-19 y la «enorme necesidad» de contar con soluciones basadas en el soporte nutricional para contrarrestar y prevenir la desnutrición en estos pacientes.
«La disfagia es un síntoma básico en la evolución de estos pacientes que es necesario detectar temprano mediante una adecuada observación y exploración del paciente, siendo preciso realizar un manejo precoz de la misma con dieta adaptada, espesantes, suplementación artificial o nutrición enteral por sonda completa si es preciso», ha detallado el especialista.
Uno de los retos al que se enfrentan los profesionales de las unidades de nutrición es el de la atención centrada en el paciente, de forma que la toma de decisiones sea compartida entre el médico, como experto en opciones de tratamiento, evidencia, riesgos y beneficios; y el paciente, como experto en sus preferencias y circunstancias personales.
Según las conclusiones de un reciente estudio, hasta un 81 por ciento de los pacientes no son sinceros con su médico para evitar ser juzgados. Las preguntas abiertas y la escucha activa enfocada son habilidades de comunicación esenciales para una atención eficaz centrada en el paciente.
Crear una mejor comprensión de las perspectivas y la motivación del paciente al hacer las preguntas correctas y abordar sus objetivos, puede ayudar a brindar una atención médica de alta calidad y centrada en la persona. En este sentido, un ensayo controlado aleatorio multicéntrico de una intervención de cambio de comportamiento de salud en pacientes con cáncer de cabeza y cuello resultó ser eficaz al mejorar el estado nutricional y la calidad de vida. También, se observaron menos interrupciones del tratamiento de estos pacientes.
Otro estudio, cuyo objetivo era identificar los factores positivos y negativos que influyen en la adherencia de los pacientes mayores a un programa de actividad física integrada e intervención nutricional durante y después del ingreso hospitalario, reveló que cuando los objetivos y planes eran individualizados, se producía un cambio exitoso en el comportamiento diario de estos pacientes.
«La atención personalizada en las Unidades de Nutrición es importante dado que la individualización del tratamiento depende de la valoración nutricional, la antropometría y la realización de pruebas de seguimiento específicas (dinamometría, impedanciometría, ecografía muscular, etc.) en el paciente COVID-19 y el no COVID-19 con desnutrición. Es fundamental la presencia de especialistas en Nutrición Clínica en la detección de la desnutrición y en el tratamiento adaptado; sin olvidar el enlace de estos con otros servicios hospitalarios y la atención primaria», ha zanjado el doctor López Gómez.