Los sindicatos UGT y CCOO han vuelto a salir a la calle en un Primero de Mayo, marcado por las elecciones en Madrid -ante las que han pedido votar para parar a la ultraderecha-, para urgir al Gobierno a cumplir sus compromisos con los trabajadores.
En la manifestación de Madrid, limitada a un millar de personas por las restricciones de la pandemia, se han enlazado reinvidicaciones laborales con una llamada al voto para parar a la ultraderecha en una marcha en la que han participado seis miembros del Gobierno, entre ellos la vicepresidenta tercera y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz.
Tras la cabecera liderada por los secretarios generales de UGT y CCOO, Pepe Álvarez y Unai Sordo, seguían el recorrido la vicepresidenta primera, Carmen Calvo; la vicepresidenta tercera, Yolanda Díaz; el ministro de Transportes, José Luis Ábalos; el ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes; la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, y la ministra de Igualdad, Irene Montero.
La presencia de la ministra de Trabajo -inédita en una manifestación de este tipo- ha sido cuestionada desde el PP mientras que ella ha defendido, en declaraciones a los medios, que había venido como lo había hecho «siempre desde niña» y que el protagonismo era hoy para sindicatos y trabajadores.
Algo más atrás en la marcha, los tres candidatos de la izquierda a la presidencia de la Comunidad de Madrid -Ángel Gabilondo, del PSOE; Mónica García, de MásMadrid; y Pablo Iglesias, de Unidas Podemos-, han hecho juntos el recorrido, uno de los más rápidos y cortos, entre aplausos y mensajes de ánimo de los asistentes.
Antes del inicio de la manifestación, los tres han hecho declaraciones animando a votar para que haya un cambio en Madrid y sacar de las instituciones a la ultraderecha.
«No pasarán» o «Sí se puede» fueron algunos de los gritos que se repetían al paso de los candidatos junto a las reclamas habituales de «Viva el Primero de Mayo» o «Viva la clase trabajadora».
Cumplir con los trabajadores
Ya en la Puerta del Sol, sede del Gobierno de la Comunidad de Madrid y también epicentro del movimiento 15-M, Sordo, ante la mirada de los miembros del Gobierno, ha agradecido su presencia pero ha asegurado que «van a seguir exigentes» con sus reclamaciones porque «ahora toca cumplir con los trabajadores», derogando las reformas laborales y la de pensiones y elevando el salario mínimo interprofesional (SMI).
Sordo ha comenzado reconociendo a la «gente normal, a los trabajadores de España que en lo peor de la pandemia se tenían que levantar a las 5 o 6 de la mañana, poner la radio y escuchar que 1.000 personas habían fallecido, enfundarse un mono de trabajo e ir al supermercado, a limpiar, al campo...».
Se trata de todos los trabajadores que han sacado adelante el país en las peores circunstancias, ha dicho el líder de CCOO, para lo que ha reivindicado el papel fundamental de los servicios públicos y la importancia de reforzarlos.
Para ello, el Gobierno debe aprovechar la «oportunidad» que representa la llegada de fondos europeos, pero también llevar a cabo una reforma fiscal justa, han pedido los sindicatos. «Es un país en deuda con su gente trabajadora», ha dicho Sordo.
«A veces uno cree que hay quien piensa que somos tontos», porque los grupos de derechas aseguran que se van a mejorar los servicios públicos bajando los impuestos, a lo que Álvarez se ha preguntado si es que «las fuentes ahora resulta que van a empezar a manar euros».
También desde la Puerta del Sol, ambos han pedido el voto para parar a la ultraderecha en Madrid.
UGT y CCOO han convocado actos este sábado en más de 70 ciudades del país para reclamar «una agenda social y un modelo social y económico más justo».
Bajo el lema «Ahora toca cumplir», los sindicatos urgen poner en marcha la agenda social pendiente y comprometida con el Gobierno.
En Barcelona, los sindicatos han congregados a miles de personas en Vía Laietana, donde se ha realizado una concentración estática, por las normas que impone la pandemia, como el mantenimiento la distancia de seguridad y el uso de mascarillas.
En Andalucía, la mayor de las manifestaciones se ha celebrado en Cádiz por su alta tasa de paro y el desmantelamiento industrial de la zona, y en esta protesta, considerada el acto central de la comunidad, han asistido los líderes sindicales regionales y representantes de la planta de Airbus de Puerto Real.
También en las principales ciudades gallegas los trabajadores han salido a la calle para reclamar un sistema laboral más justo y una salida a la actual crisis con medidas distintas a las adoptadas en 2008.