El rey emérito Juan Carlos I ha regresado a tierra a las seis de la tarde, tras cuatro horas de navegación, y a su llegada, en el pantalán, al pasar a la altura de los periodistas, muy sonriente y con la ventanilla del coche bajada, les ha dicho "muchas gracias, muchas gracias".
Antes de viajar de copiloto en el vehículo particular del regatista Pedro Campos, su amigo y anfitrión durante su estancia en Sanxenxo, pues se aloja en su chalet, el padre de Felipe VI, después de atracar en el pantalán, se ha parado con unas personas a hablar de manera breve. Tanto Campos como él llevaban una gorra roja, por el sofocante calor que hace en esta localidad pontevedresa, y su parada en el muelle no superó los diez minutos.
El alcalde de Sanxenxo, Telmo Martín, ha informado este viernes de que Juan Carlos I le ha hecho saber su intención de regresar al municipio el próximo mes de junio, del 10 al 19, para defender su título de campeón del Mundo de la clase 6m, el cual conquistó en 2019 a bordo del Bribón. Este 20 de mayo se ha subido al barco para tomarse una fotografía con la tripulación, pero posteriormente lo han subido a la zodiac 'Cristina'.
Al demérito no le han imputado ningún delito porque no se ha podido, en primer lugar, porque la fiscalía, cuando se trata de la Casa Real, actúa como abogado defensor, basta recordar a la vergonzosa actuación del fiscal en el caso de la infanta, además de dejar prescribir a lo que era necesario que prescribiera, resulta que, según la Constitución, el rey puede delinquir y es inviolable (incomprensible que en los tiempos actuales, y en una democracia, tengamos esta absurda Constitución), pero hay que recordar que el mismo rey demostró haber delinquido cuando buscó regularizar su situación con Hacienda su dinero negro en Suiza; la misma Casa Real y su hijo, lo admitieron cuando lo despojaron de sus privilegios y el actual rey renunció a la herencia. En fin, que el que quiera seguir lamiendo el culo al demérito, pues es muy libre. Otros seguiremos intentado que se acabe con esta lacra de la corona y, para los que dicen que se votó en referéndum, recordarles que fue un vulgar chantaje: o esto o se continúa en dictadura. El mismo Adolfo Suarez reconoció que no quiso un referéndum sobre la corona porque las encuestas decían que iban a perder: menudos demócratas hemos tenido, que no creían en la democracia, como demasiados de los actuales.