El comercio de armas, incluso antes del estallido de la guerra en Ucrania y la sacudida del tablero geopolítico, seguía siendo un negocio próspero en España. Las cifras oficiales así lo atestiguan: en el año 2021, las empresas españolas exportaron material de defensa por valor de 3.290,2 millones de euros, una cuantía que, a pesar de su envergadura, supone un 9,1% menos que la que se registró en 2020. Los principales clientes de la industria armamentística nacional fueron, como es habitual, países aliados como Francia o Alemania, pero también se estrecharon los lazos comerciales con países situados en zonas más calientes desde el punto de vista geopolítico, como Arabia Saudí o los Emiratos Árabes Unidos, a los que se vendió material por un valor que multiplicó el registrado en 2020.
El Gobierno tuvo que dar luz verde a todas las operaciones de venta de este tipo de productos, tal y como establece la normativa que regula el comercio de material de defensa y doble uso. Y, este miércoles, varios grupos parlamentarios preguntaron en el Congreso a la secretaria de Estado de Comercio, Xiana Méndez, por las sospechas que existen de que ese material pueda estar siendo utilizado en la guerra de Yemen, en la que participan Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos. La ley prohíbe vender armas a países donde "existan indicios racionales" de que "puedan ser empleados en acciones que perturben la paz, la estabilidad o la seguridad en un ámbito mundial o regional".
Méndez -que acudió al Congreso precisamente a presentar el informe de 2021 de exportaciones de material de defensa, elaborado por el Ministerio de Industria- sostuvo que España no tiene constancia de que ningún material armamentístico exportado esté siendo empleado en la guerra de Yemen. Y, de hecho, la venta de armas españolas a las monarquías del Golfo Pérsico no ha dejado de crecer en los últimos años: en 2021, la industria exportó material de defensa por valor de 109,1 millones de euros a Arabia Saudí (en 2020 la monarquía saudita se gastó un total de 48,3 millones de euros); de 73,7 millones a Emiratos Árabes Unidos (frente a los 27,7 millones del año anterior) y de 33,3 millones al Sultanato de Omán (31 millones en 2020).
En concreto, con los más de 100 millones de euros que se gastó, Arabia Saudí adquirió para sus fuerzas armadas "partes, piezas y repuestos" para aviones de transporte militar de fabricación española, así como "equipos, tecnología, partes y piezas de avión de combate". Los saudíes compraron, asimismo, "cuatro lanchas de transporte de tropas, sistemas de control remoto para armas de diversos calibres, granadas de mortero" o "proyectiles de artillería", revela el informe gubernamental.
Emiratos, por su parte, compró un avión de transporte militar completo, así como "partes, piezas y repuestos" para otras aeronaves, "minas lapa de combate y entrenamiento y sus accesorios", "sistemas de control remoto para armas de diversos calibres" o un mortero y diferentes tipos de granadas y municiones. Y a Omán fueron a parar "65 vehículos no blindados" españoles, así como "sistemas de seguridad y vigilancia marítima, repuestos para sistema integrado de vigilancia aérea y repuestos para cañón antiaéreo".
Fuera de los aliados de la UE y la OTAN, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos son los países con los que las empresas españolas firmaron ventas de mayor cuantía. No obstante, no son los únicos acuerdos destacables. A Pakistán, por ejemplo, la industria armamentística nacional le vendió lanzagranadas, pistolas para particulares o equipos electrónicos militares por valor de más de 40 millones de euros. Egipto compró 27,6 millones de euros en "partes, piezas y repuestos para aviones de transporte de fabricación española" y diferentes municiones, proyectiles y módulos para armas. Y Filipinas se gastó 51,3 millones en un avión de transporte militar, un "sistema de observación avanzado" y diferentes armas y municiones.
Mención aparte merece Marruecos, que, pese a que sus relaciones con España no atravesaban el año pasado su mejor momento, adquirió morteros, vehículos de transporte, repuestos para aviones o materiales para reparar cadenas de tanques por valor de 14,9 millones de euros. Esa cantidad supone un incremento de casi dos millones y medio con respecto a lo que el país vecino gastó en armamento y material de defensa español en 2020.
La mayor parte del comercio, con la UE y la OTAN
En cualquier caso, la mayor parte del comercio de material de defensa de las empresas españolas en 2021 se produjo con países de la UE. En concreto, el 52,3% de las ventas fueron a parar a los aliados europeos, y destacan como principales socios comerciales Francia, Alemania y los Países Bajos, a los que España entregó material -fundamentalmente, aviones de reabastecimiento y transporte- por valor de 654, 432 y 407 millones de euros, respectivamente.
También son buenos clientes de la industria armamentística española otros aliados no europeos, pero que sí comparten con España su pertenencia a la OTAN. Las ventas a todas estas naciones pertenecientes a la Alianza Atlántica pero no a la UE suponen casi el 21% del total y reportaron casi 693 millones de euros a las empresas españolas, y entre ellas destaca el Reino Unido, que en 2021 compró material de defensa -sobre todo "diversos vehículos" de los que el informe de Industria no da más detalles- por valor de casi 528 millones de euros.
Además de Arabia Saudí, el único país fuera de la UE y la OTAN cuyas compras a la industria armamentística española superaron los 100 millones de euros fue Australia, que se hizo con material por valor de 279 millones.
El Gobierno autorizó ventas por valor de 14.500 millones
A pesar de lo importante de la cuantía de 3.290 millones que ingresaron las empresas españolas por exportar armas y material defensivo a otros países, lo cierto es que, en realidad, tan solo ejecutaron una parte minoritaria de las ventas que el Gobierno les dio permiso para llevar a cabo. En concreto, en 2021 el Ejecutivo autorizó ventas por valor de 14.580 millones de euros, lo que implica que más del 77% de las exportaciones aprobadas no llegaron a realizarse.
Esta diferencia entre las ventas permitidas y las efectivamente ejecutadas es habitual año tras año en los informes de exportación de material defensivo. Y el propio estudio elaborado por Industria asegura que se explica porque hay operaciones de gran calado que no han llegado a materializarse "en su totalidad" en 2021. Entre ellas se cuentan, por ejemplo, la aprobación de "una licencia individual a Francia de ocho aviones de reabastecimiento en vuelo por valor de 1.328 millones de euros y una licencia individual a la agencia NSPO de la OTAN en Países Bajos de cuatro aviones de reabastecimiento en vuelo por valor de 800 millones de euros".