El alumnado con trastorno del espectro del autismo (TEA) tiene entre dos y cuatro veces más riesgo de ser víctima de acoso escolar y un 33,5 % de ellos no sabe identificar si sus compañeros les insultan o los vejan, ha subrayado este jueves la Confederación Autismo España. Con motivo del Día Mundial contra el Acoso Escolar, que la Unesco conmemora cada primer jueves de noviembre, la confederación ha denunciado que «la ineficacia» de los protocolos de actuación de los colegios para hacer frente al «bullying» hace necesario articular programas de prevención y promoción de la convivencia, y adaptar herramientas de autodetección a las necesidades del estudiantado con TEA.
«Diversos estudios sugieren que el alumnado con autismo es un colectivo de alta vulnerabilidad que tiene entre 2 y 4 veces más riesgo de ser víctima de acoso escolar por el hecho de tener una discapacidad y ser 'diferente'», explica el comunicado. Según el informe de esta confederación «Situación del alumnado con trastorno del espectro del autismo. Curso 2020/2021», en el que se recoge la opinión de 1.100 profesionales, familias y alumnos con autismo, la forma más común de acoso es la exclusión social, que sufre el 32 % de los chicos y el 37 % de las chicas. El acoso verbal y físico son las otras dos formas de violencia que más experimentan, sobre todo los varones.
Los profesionales que han participado en este estudio detectan que las situaciones de acoso aumentan al final de la Educación Primaria y Secundaria. El 12 % del estudiantado con TEA dice haber sufrido, al menos, una situación de acoso escolar y el 6,5 % ha experimentado más de una. Sin embargo, el 33,5 % no sabe identificar si sus compañeros les insultan, hablan mal de ellos/as, los vejan o les obligan a hacer cosas que no quieren, por tanto su percepción del acoso no corresponde con la realidad.
Para dar respuesta a la violencia ocasionada en la escuela, el 74 % de los centros educativos ordinarios dispone de protocolos frente al acoso, pero solo el 40 % de las familias considera que las medidas que se llevan a cabo son útiles. Además, el personal docente no accede a formación específica sobre el TEA por parte del sistema educativo, teniendo que financiarse la formación que reciben.