Felipe VI ha advertido en su mensaje de Navidad de que el enfrentamiento político y social y la erosión de las instituciones pueden tener riesgos para la unión y la convivencia del país, al asegurar que «la división hace más frágil a las democracias», por lo que ha emplazado a hacer «un ejercicio de responsabilidad» entre todos. Ante la crisis sin precedentes abierta esta semana entre el Gobierno, las Cortes y el Tribunal Constitucional (TC) y la crispación entre los partidos ejemplificada en los debates parlamentarios, el rey ha hecho un llamamiento a «fortalecer» las instituciones y a que estas respondan al interés general, actúen con «colaboración leal, con respeto a la Constitución y a las leyes» y sean un ejemplo de integridad y rectitud».
Ceñido a la neutralidad que le obliga el cargo, el monarca no ha citado a ningún poder del Estado concreto, pero a ha animado a «todos» a «reflexionar de manera constructiva» sobre las consecuencias que puede tener la erosión institucional, el deterioro de la convivencia y el enfrentamiento. «Un país o una sociedad dividida o enfrentada no avanza, no progresa, ni resuelve bien sus problemas, no genera confianza. La división hace más frágiles a las democracias; la unión, todo lo contrario, las fortalece», ha enfatizado Felipe VI en el discurso que ha pronunciado desde el Palacio de la Zarzuela, de nuevo, en el Salón de Audiencias.
En línea con otros mensajes navideños, el rey ha hecho una firme defensa de la Constitución, «fruto del diálogo y del entendimiento» y que representa «la unión lograda entre los españoles como apuesta de futuro, de diversidad y de concordia». Por ello, ha incidido en que el texto de 1978 debe seguir siendo la guía para garantice la unión y la estabilidad: «Sus principios y fundamentos, que son obra de todos, no pueden debilitarse, ni deben caer en el olvido».
«Son el lugar donde los españoles nos aceptamos los unos a otros, a pesar de nuestras diferencias. El lugar donde hemos convivido y donde convivimos en libertad», ha rematado. El jefe del Estado ha admitido que en los últimos 45 años, «han cambiado y seguirán cambiando muchas cosas», por lo que es preciso «un permanente espíritu de renovación y adaptación a los tiempos». No obstante, ha reivindicado que los españoles tienen que «seguir decidiendo juntos su destino y su futuro, cuidando la democracia, protegiendo la convivencia y fortaleciendo las instituciones». El monarca ha pronunciado estas palabras en un contexto político marcado, además de por la crisis del TC, por la nueva propuesta de ERC de avanzar hacia un referéndum de autodeterminación pactado, al que el Gobierno se opone de plano al considerarlo inconstitucional. Don Felipe ha arrancado su mensaje televisado confesando que 2022 ha sido un año «complicado y difícil», en buena medida, por la guerra de Ucrania y sus repercusiones a escala global.
Tras expresar su «recuerdo y afecto» a los refugiados ucranianos, ha defendido el derecho de Kiev a que se respete su «soberanía, integridad territorial e independencia, principios irrenunciables de un orden internacional basado en reglas y que siempre debe buscar la paz». El rey se ha felicitado de que el conflicto bélico haya reforzado la unidad de los socios de la OTAN y de la UE, de la que ha resaltado que ofrece «certeza y seguridad» a España. «Somos Europa, pero también necesitamos a Europa», ha enfatizado don Felipe, quien ha resaltado que este compromiso quedará reforzado durante la presidencia de turno de la UE que España ejercerá en el segundo semestre de 2023.
La coyuntura económica ha sido otro de los ejes del mensaje de Nochebuena, al destacar que la subida de los precios, en especial de los alimentos, está generando «inseguridad en los hogares» por los «importantes sacrificios personales y familiares» que acarrea el hacer frente a gestos cotidianos como encender la luz y la calefacción o llenar el depósito del coche. Se ha solidarizado especialmente con las familias más vulnerables que no pueden afrontar esta situación de una manera prolongada, para las que ha reclamado «un apoyo continuo» por parte de los poderes públicos con el fin de paliar sus efectos económicos y sociales.
A pesar de «la gran preocupación y la incertidumbre» que siente la ciudadanía, Felipe VI ha insuflado optimismo al observar que hay motivos para pensar que «las cosas puedan cambiar y mejorar». «Si el éxito de una nación depende del carácter de sus ciudadanos y de la personalidad y el espíritu que mueve a su sociedad, debemos tener razones para mirar al futuro con esperanza", ha animado el rey, para quien la transformación experimentada por España en las últimas cuatro décadas «avala esa confianza».