La jornada previa al viaje de Pedro Sánchez para participar en un acto electoral de los socialistas en Son Oliva estuvo marcada por el bronco intercambio de argumentos en el Senado entre el presidente del Gobierno y el líder de la oposición. El clima electoral subió los decibelios del ruido y la confrontación en la cámara alta, y los reproches giraron entorno a una afirmación del presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo.
El gallego, que vino a Madrid a capitanear el PP nacional envuelto de una especie de hálito de moderación, descargó con fuerza contra Sánchez toda su artillería. La polémica inclusión de condenados de ETA en las listas de Bildu para el 28-M, matizada este mismo martes por la formación abertzale, ha sido un tema recurrente en estos primeros días de campaña electoral para las filas populares. Concretamente Feijóo acusó a Sánchez de ser más generoso con los verdugos que con las víctimas.
Si Sánchez resaltó el trabajo del que fuera presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero y de Rubalcaba en su etapa como ministro del Interior para acabar con la banda terrorista, a renglón seguido Feijóo recordó que Rubalcaba pensaba que Sánchez no era un socialista, sino un radical de izquierdas, según asegura el ministro Miquel Iceta en un libro sobre el que fuera también vicepresidente del Gobierno.
El líder popular acusó a Sánchez de no responder en el Pleno del Senado si pactará con Bildu en Navarra y Euskadi tras las elecciones del 28 de mayo y ha afirmado que hace «falta ser inmoral» para «apropiarse» del fin de ETA cuando se debió a la unidad de la sociedad, los partidos y las instituciones después de «40 años». Además, le ha emplazado a «pedir perdón» y «rectificar» por «comparar» al PP con Bildu. «Es indigno y lamentable que usen la vileza más potente en 50 años».
El mismo día en que los siete condenados de ETA por delitos de sangre renunciaron a tomar posesión de sus actas de concejal en caso de resultar elegidos en las listas de Bildu el jefe del Ejecutivo ha enumerado una decena de «verdades» para desmontar lo que considera una estrategia del PP, la de usar a ETA ante su falta de propuestas.
«Cuando en España ETA no es nada, para ustedes, ETA es todo (...) En su desesperación, ETA, aunque no exista, es lo único que tienen», le ha dicho el presidente del Gobierno a Feijóo. Poco antes, Feijóo le había pedido garantizar desde el Senado que «su pacto con Bildu se acabó» porque «o rompe con Bildu o rompe con la decencia». Asimismo, Sánchez ha acusado al PP de «falta de escrúpulos» y ha puesto como ejemplo la actitud de este partido tras los atentados del 11 de marzo, cuando, a su juicio, el Gobierno de José María Aznar «mintió, mantuvo con descaro esa mentira y difamó a las víctimas de esa tragedia por un interés electoralista». «Nadie podría superar aquella infamia, pero usted, con sus palabras, parece decidido a igualarlo», le ha dicho a Feijóo en un agrio y bronco cara a cara.
Los atentados yihadistas cometidos el 11 marzo 2004, tres días antes de las Elecciones Generales, desataron en España un terremoto político cuyas consecuencias aún perduran. Marcaron la historia de España. Los cuatro o cinco principios básicos, que sustentaban el espíritu de concordia desde que se inició la “transición” en los años 70, desaparecieron a partir de estos atentados. Los politricos utilizaron los atentados según sus intereses, con el consiguiente advenimiento de Zapatero. El gobierno se precipitó con un telegrama a embajadas y organismos internacionales el mismo día 11, a las 17:30 hrs., acusando a la banda criminal ETA como autora de los atentados. Este fue el origen y causa de la manipulación mediática que vino después. Pedro J Ramírez, Casimiro García Abadillo y Federico Jiménez Losantos, con mentiras y medias verdades, acusaron a policías, jueces y fiscales de conspirar para encubrir a terroristas (por ejemplo, "Informe ácido bórico", 2006). Con sus “teorías de la conspiración del 11 M”, ignoraron y despreciaron las sentencias de Audiencia Nacional (2007) y Tribunal Supremo (2008). Con su mala praxis periodística dividieron a las victimas y causaron la crispación social y política cuyas secuelas aún están presentes. Aún, en junio de 2009, estos periodistas seguían insistiendo en la autoría de la banda criminal ETA con la promoción del libro "Titadyn" (nombre de dinamita utilizada por ETA). Casimiro García Abadillo lo prologó con una extensa recopilación de las “teorías” y las especulaciones que ellos habían inventado y difundido. Fueron estos periodistas los culpables de aquella maldita campaña mediática que "enguarró" y crispó la política para siempre.