El adelanto electoral ha obligado a Yolanda Díaz a precipitar sus planes de unir a todos los partidos a la izquierda del PSOE en Sumar y se enfrenta a unas negociaciones contra reloj, sin que trasciendan avances, en las que tendrá que hacer equilibrios para conciliar antes del 9 de junio los intereses de Podemos y todos sus aliados en una sola coalición.
Después de un año y medio de desencuentros entre las dos partes que han compartido gobierno de coalición con el PSOE , el anticipo de las elecciones generales, que Pedro Sánchez anunció el lunes por sorpresa para el 23 de julio, les ha conducido inexorablemente a negociar, directamente o través de intermediarios.
Desde el mismo lunes, la vicepresidenta segunda se puso al habla con la secretaria general de Podemos, Ione Belarra, y la quincena de fuerzas que están interesadas en integrarse en la coalición electoral y, algunas de ellas, como Compromís ya han puesto sobre la mesa exigencias: encabezar las listas de las tres circunscripciones de la Comunidad Valenciana.
A esto, los morados ya han respondido a través de Pablo Iglesias y, aunque asumen el golpe que se llevaron el domingo en las autonómicas y municipales, insisten en que ellos son una condición para que Sumar «salga bien». Iglesias quita peso a IU porque, según apunta, ha quedado más debilitado que Podemos y se lo quita también al resto de formaciones de la izquierda porque las circunscribe al ámbito territorial. En todo caso, los que ya están reclamando cuota de poder lo están haciendo en relación con el peso conseguido en las elecciones del domingo.
Compromís, que es el único que por ahora ha movido ficha, se mantiene como fuerza hegemónica en la Comunitat Valenciana a la izquierda del PSOE, pese a haber bajado. Mientras, los de Ione Belarra junto a IU han desaparecido del Parlamento valenciano, como también les ha ocurrido en Baleares, Madrid y Canarias, aparte de la caída que también han sufrido en otros territorios y municipios. Con estos resultados, los morados han perdido presión negociadora y además dar la batalla por la celebración de primarias, como venían reclamando para firmar un acuerdo con Sumar, ya no tiene sentido cuando los se echan encima y no hay margen.
Entre tanto, Díaz ya ha registrado un partido «instrumental» con el nombre Movimiento Sumar para que no solo participen fuerzas políticas sino también personas independientes y profesionales. No obstante, el meollo de la confluencia y de la negociación está en los partidos y en las demandas que planteen unos y otros. De momento, Díaz tiene confirmada la incorporación de IU y de Los Verdes Equo, que sí hará sus primarias internas. Compromís reclama liderar las circunscripciones valencianas, pero no parece que vaya a poner problemas para incorporarse al proyecto de Díaz como tampoco los habrá con los comunes, Más País y otros minoritarios, que desde el principio vieron con buenos ojos los planes de la ministra de Trabajo y acudieron al acto de Magariños a apoyar su candidatura.
La mayoría de estas marcas han perdido fuelle en las elecciones del domingo pese a la implicación de Díaz en la campaña electoral, aunque no han sufrido el descalabro de Podemos. Un fracaso que ha llevado a reflexiones internas dentro de los morados como las del vicepresidente balear en funciones, Juan Pedro Yllanes, que ha sugerido la disolución de Podemos en Sumar, mostrando además su sorpresa porque Lilith Verstrynge, Ione Belarra o Pablo Echenique «no hayan desaparecido ya de la escena política».
Puede que Yllanes no sea el único que considere que estos nombres puedan ser una rémora para las expectativas electorales de la coalición, por el desgaste que han sufrido en el Gobierno, como ya han dejado caer en alguna ocasión algunos de los dirigentes de otras formaciones de la izquierda progresista. Desde Podemos llevan las negociaciones con el equipo de Díaz con mucha discreción -también la vicepresidenta- y, en público, no van más allá de asumir que una remontada de la izquierda el 23J pasa ineludiblemente por una candidatura unitaria, como ha recalcado el portavoz de Podemos Pablo Fernández. Iglesias, en esa línea, advierte de que si no van juntos, les correrán «a gorrazos», pero haciendo hincapié en que Podemos es una pieza clave del tablero, lo que pone a Díaz en el disparadero si no logra contentar a los morados y finalmente van por separado. Opción que nadie desea en este momento, aunque el reloj sigue corriendo.